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Domingo, 2 de junio 2013, 18:09
El planchado es una de las tareas de la casa más odiadas. Es una de esas cosas que siempre da pereza y dejamos para más tarde, ya que suele haber otros trabajos domésticos más gratos. A todos nos gusta llevar la ropa bien presentada, pero es difícil lucir un buen planchado, lo que en ocasiones suele plantear no pocas discusiones hogareñas. Rosa, una emprendedora vallisoletana, ha puesto en marcha un negocio de planchado a domicilio que pondrá fin a estos pequeños inconvenientes.
Rosa María Blas tomó hace algunos años la decisión de emprender en el sector de los suministros industriales, hasta que en el año 2012 se topó con la crisis económica, lo que le obligó a replantearse su situación. «Me di cuenta de que el sector en el que trabajaba el riesgo era muy alto para mí sola y, además, no tenía mucho trabajo, así que decidí buscar emprender en algo diferente», afirma esta autónoma.
Fue durante una conversación con uno de sus clientes cuando se le ocurrió la idea de montar un tele-plancha a domicilio. «Quería hacer algo que realmente me gustase y con lo que pudiera llegar a la mayor cantidad de gente posible. Se me ocurrió esta idea porque yo de joven trabajé en un taller de costura planchando y cosiendo y desde siempre me había gustado mucho planchar».
No se lo pensó. Empezó a buscar información en Internet y vio que este tipo de servicio que ella quería ofrecer ya existían en otras capitales como León o Málaga. «Vi que no iba a inventar nada nuevo ya estaba todo inventado», así que se puso en contacto con otros empresarios del sector.
Así conoció a Toñi, de Teleplancha de Málaga. «Ella me dio muchas ideas para poder empezar mi negocio. Me dijo dónde podía encontrar proveedores y me contó su experiencia personal. Sus consejos me sirvieron de gran ayuda. A ella le va muy bien y tiene varios empleados. Sigo manteniendo mucho contacto con ella».
Rosa abrió las puertas de su tele-plancha en julio de 2012, en la nave que tenía de su antiguo negocio en la calle Forja, 92 del polígono de Argales. Allí es donde se dedica a planchar la ropa sus clientes, que principalmente son «familias con niños pequeños en las que trabajan los dos padres y también personas que viven solas», en definitiva, gente que no tiene tiempo para planchar o que no les gusta realizar esta tarea o que, sencillamente, no saben hacerlo. «Yo recojo su ropa limpia en el domicilio, la plancho y en un plazo máximo de 48 horas se la entrego también en el domicilio. Así no tienen que contratar a nadie que vaya a su casa a hacérselo, sino que se lo llevo yo. A veces, incluso, lo puedo devolver en el mismo día», explica Rosa.
Tarifas
Rosa se está ayudando de las nuevas tecnologías para promocionarse. Enseguida creó una página web y se abrió un perfil de Twitter (@teleplanchava), que cada día gana más seguidores y desde el cual anuncia sus promociones y paquetes de descuento.
Ella plancha cualquier tipo de prenda, tanto para el hogar como personales. Por un pantalón de vestir cobra 2 euros, y por un juego de sábanas hasta 3,75 euros, dependiendo del tamaño. También dispone de bonos con precios especiales para aquellos clientes que necesiten planchar grandes cantidades de ropa. «Hay paquetes de 15, 30, 45, 60 o 100 prendas; por ejemplo, por un paquete de 15 prendas el cliente pagaría 20 euros y por el paquete maxi de 100 prendas pagaría 70 euros. Este último paquete suelen compartirlo entre las familias o amigos», indica la planchadora.
El pedido mínimo para la recogida a domicilio es de 10 prendas. El servicio de entrega y recogida en Valladolid capital y hasta 30 kilómetros está incluido en el precio. Más allá de estos 30 kilómetros, se cobraría un suplemento en función de la distancia.
Durante los primeros meses, Rosa tuvo una persona contratada que le echaba una mano en las recogidas y las entregas de ropa, pero ahora está sola. «Las recogidas las hago entre las siete y las ocho de la mañana, que es cuando la gente se está preparando para salir a trabajar, y las entregas las realizo a partir de las ocho de la tarde. En un futuro me gustaría poder crear puestos de trabajo. La verdad es que las cosas cada vez van mejor pero, de momento, todavía no me lo puedo permitir, por eso, he vuelto a estar sola», explica.
Planes de futuro.
Rosa tiene grandes miras para su negocio. Las expectativas son buenas. «Mis planes de futuro pasan por tener una tienda para poder atender de cara al público y en el centro de la ciudad. Ahora mismo, estando en el polígono de Argales, hay mucha gente que se desplaza a traerme aquí la ropa para que se la planche. Estoy segura de que si estuviera en el centro, iría mucho mejor. Pero iré poco a poco», argumenta.
Se siente muy respaldada por sus clientes, «son muy agradecidos. Como es una tarea costosa que no les gusta realizar en casa, me lo agradecen mucho, y el que prueba, repite. La gente me está apoyando mucho», comenta con satisfacción.
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