El Ejército ayuda a evacuar el agua de Mina Esperanza de Olmos de Atapuerca
Sus puertas se abrieron hace 21 días y ahora sacan 200 litros de agua al minuto
MARÍA ORIVE
Domingo, 7 de abril 2013, 20:15
Abrió sus puertas hace tres semanas después de muchos años de trabajo e ilusión. La lluvia ha inundado algunas de las cuevas de Mina Esperanza, en la localidad burgalesa de Olmos de Atapuerca, y sus responsables han tenido que solicitar la ayuda del Ejército para poder achicar el agua del interior. El alcalde del municipio, Eduardo Cerdá, señaló que están sacando, desde hace diez días, unos 200 litros de agua al minuto durante nueve horas al día, y por ello tres militares de la Base de Castrillo del Val ayudan a extraer el agua. El regidor teme que se puedan estropear algunos de los circuitos instalados. Afortunadamente, las visitas no se han tenido que suspender, ya que el recorrido se puede hacer sin problemas, según explicó Cerdá.
Cuando en 2006 un grupo de personas decidió entrar en la mina de Olmos de Atapuerca, encabezados por el alcalde de la localidad burgalesa, pensaban que se iban a encontrar gran parte de las cavidades hundidas, ya que «estaban todas las bocas cerradas», recuerda Eduardo Cerdá. Sin embargo, «pensé que podría ser el futuro para una localidad de 50 habitantes y tuve una fe ciega», señala. Así, el regidor buscó a los mineros que quedan vivos en la zona, «que se podían valer para llegar hasta allí», y fue recopilando información de dónde podían estar las bocas. «La suerte que tuvimos es que una de ellas que daba a la mina principal pues, a poco que rebuscamos, encontramos una cavidad, me pude meter con una linterna y me encontré las galerías abajo para sorpresa de todos. Un kilómetro en perfecto estado», explica.
Después de siete años de trabajo, las puertas de Mina Esperanza están abiertas desde hace 21 días, tras 55 años sin actividad. Al fin, este proyecto «ilusionante» para esta pedanía de Atapuerca de 50 habitantes está acondicionado para uso turístico. Unas labores que han supuesto vaciar de lodos la entrada, abrir y estabilizar las galerías, y adoptar las medidas de seguridad necesarias para la visita.
Con un presupuesto de 300.000 euros en total, con 140.000 euros del grupo de Desarrollo Sierra de la Demanda (Agalsa), 50.000 de Sierra Activa, 22.000 de la Fundación Atapuerca, la Mancomunidad Encuentro de Caminos 10.000 euros, más otros casi 20.000 cada año que se han ido recibiendo de la Junta de Castilla y León desde 2007, se han rehabilitado 200 metros «porque es muy costoso», afirma el alcalde de la localidad. «Pero si esto atrae turismo, el proyecto seguirá adelante», insiste Cerdá, que añade que «es una mina muy especial porque es muy laberíntica, con muchas rampas que te llevan a muchos sitios, tienes la sensación de que es muy profunda, muy oscura, con cavidades más grandes y más pequeñas, incluso con la posibilidad de hacer un pequeño concierto».
Eduardo Cerdá considera que «es una mina a pequeña escala, no al nivel de las de Almadén (Ciudad Real) o de Wieliczka (Polonia), pero es una representación de la minería en el norte de la Península». La parte de arriba tiene ocho pisos de galerías. Pero lo más importante es que «todos los elementos son originales, de aquí de la zona, ya que el herrero de Atapuerca tenía la fragua en la entrada de la mina y el hombre fundía el hierro». La visita exterior es de media hora y en la parte interna «se entra con faroles hasta que se enciende la luz y se ve con otra perspectiva, hay unos sonidos y un audiovisual, y se lleva a la gente en un todoterreno especial con vistas panorámicas y megafonía, que se ha importado de los modelos de África del safari».
Tras la puerta, por la que entraban al trabajo unos 25 mineros, setenta escaleras dan acceso a un mundo ahora oscuro, pero que contará con múltiples atractivos que se remontan al pasado. «Eran momentos de una gran depresión en España, puesto que llevaba funcionando desde antes de la Guerra, con gente que con 15 años trabajaba aquí durante los veranos», expone Cerdá. Ahora, a los que viven, «les hace mucha ilusión ver lo que era su antiguo trabajo». Ellos recuerdan cómo «hubo antes luz y agua en la mina que en el propio pueblo».
En principio, «está abierta dando unos servicios de visita a través de la Junta Vecinal y luego se sacará a concurso la gestión a través de un procedimiento negociado con empresas locales o la Fundación Atapuerca». La promoción se hará «a través de un página web, unos folletos, y a través de los centros de recepción de Ibeas y Atapuerca, ya que esto irá todo al abrigo del os yacimientos». Eduardo Cerdá insiste en que «allí se habla de evolución humana y de biología, y nosotros hablamos de geología con patrimonio industrial».
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