«La Antártida es un lugar increíble»

El alpinista segoviano Paco Monedero se encuentra en el campo base del Monte Vinson, a 2.140 metros de altitud. La temperatura se sitúa entre -25º y -30º. «Hace un frío de narices», afirma Monedero. Actualmente se encuentran en la época más dura del verano austral, con un viento de 20 nudos y un sol que permanece presente las 24 horas del día. Por este motivo, Monedero tiene que utilizar un antifaz para poder dormir. La meteorología que esperan para la cima será todavía más dura alcanzando incluso los -40º y un considerable aumento de la velocidad del viento.

El vuelo hacia el campo base fue delicado y con una visibilidad casi nula, aunque no hubo contratiempos. «Solo alcanzábamos a ver las crestas de las montañas, las cuales salen desde muy abajo y presentan un desnivel tremendo», explica el alpinista, que esta mañana ha desayunado una mazorca de maíz de Huercasa dentro de la cocina-iglú que hace las funciones de comedor para todos los miembros de la expedición. «La Antártida es un lugar increíble, alejado de cualquier civilización viva, debido claro esta al espeluznante frío que acoge nada más llegar, algo tan natural como hacer tus necesidades fuera de la tienda se convierte en una experiencia horrible», señala.

La logística del lugar, llevada a cabo por la empresa Antarctic Logistic and Expeditions, esta perfectamente organizada y les ha proporcionado dos guías para las seis personas que componen la expedición. Existe un tratado antártico que obliga a todas las expediciones a seguir las directrices de esta empresa. «En cierto modo es triste, me hubiera gustado realizar la última de las 'Seven Summits' de una forma más independiente. Nunca había llevado guías, pero como yo soy guía la verdad me comunico muy bien con ellos», asegura Monedero. El grupo está compuesto por una escaladora chilena, un americano, un escocés, un italiano y un californiano de origen chino.

Mañana realizaran una expedición para subir una montaña cercana de 3.000 metros de altitud con el objetivo de aclimatar, para posteriormente partir rumbo al Low Camp en una travesía de cinco a seis horas de duración, con un desnivel aproximado de 800 metros.