¡Qué cachondo!

Nada, nada. Deja el termómetro porque lo suyo no es fiebre. Lo que tiene la niña, tu hermana, tu madre, la mujer es un calentón de agárrate y no te menees (y con perdón) ¿La culpa? Carlos Baute, que ayer les dio candela en la Plaza Mayor. No se salvó ni una. Tuvo para todas y hasta para alguno más que pasaba por allí. Vaya despliegue de gestos, de posturitas, de movimiento de caderas y levantamientos de camiseta. ¡Qué cachondo! Anda que no sabe el tío. Y entre medias, hasta canta.

La noche empieza tibia. El chico sale tapadito, con una cazadora de plástico negro que no tarda en quitarse, claro. Coge el micrófono y dice a la Plaza Mayor: «¡Cuántos recuerdos! En el 2002, cuando canté en esta plaza, yo les estaba grabando a todos ustedes, me los llevé para mi casa, para Caracas y se lo enseñé a mi familia, para que viera a la gente de Valladolid». Ahora es el público el que graba. Alrededor del conde Ansúrez hay cientos de cámaras que se entregan a un kamasutra de posturas para captar al venezolano desde todos los ángulos. La cámara en vertical, en oblicuo, entre las dos cabezas del que está delante, dada la vuelta para que yo también salga, ey, que estuve allí, en el concierto de Carlos Baute en la Plaza Mayor.

Y mientras, él ahí arriba, calentando la cosa a golpe de caderas. Lanza besitos. Se levanta un poco la camiseta. ¿Para enseñar el cinturón? Yo diría que no. Se mete la puntita de los dedos entre el pantalón (ay, picarón, picarón). Se pone todo tieso mientras una de las bailarinas hace el pino con las piernas abiertas. Él las abre un poco más y empieza a recorrer los muslos con sus manos. Luego ella se levanta y él le besa en la boca. Ella se va. Él se la queda mirando, se muerde un puño y luego suelta: «No se me pongan cachondos». Jejeje. Que tío. Se sienta en el escenario con los pies colgando, se muerde el labio, elige a una chica del público -«no sé qué alimento les dan en Valladolid que todas tienen un buen pechote y un buen culote»- la sube al escenario y la viste de novia para cantar 'Me quiero casar contigo'. Y mientras, venga a bailar y a cantar. Suenan 'Nada se compara a ti', 'Quién dice que no duele', 'Angelito' o 'Mi medicina'. Recuerda que grabó en el 2004 en el mismo estudio y con el mismo técnico de sonido que el rey del pop y le dedica una canción -atención, titulada 'Chiki chiki'- a Michael Jackson. ¡Qué grande!

Humo... y Marta Sánchez

La noche se calienta todavía más cuando suena 'Tú no sabes que tanto', 'Te regalo' y llega al éxtasis cuando, pumba, cortina de humo, y tachán tachán, Marta Sánchez sale con vestido minifaldero (negro azabache, me apuntan por aquí) a la Plaza Mayor y juntos cantan el 'Colgando en tus manos'. Tío, Baute, ¡qué crack! Anda que no eres cachondo tú ni ná.