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R. S. R.
Jueves, 14 de mayo 2009, 02:56
Le duele el cuello y la cabeza, tiene moratones por todo el cuerpo y se ve obligada a guardar reposo en su domicilio. Normal, tras recibir semejante paliza. Y sin tiempo de reaccionar, atónita por la actitud del agresor, «de unos 25 años, de un metro setenta y tantos de altura, moreno y de complexión delgada», según especifica Ana Milena en su denuncia ante la Policía.
«No nos dio tiempo a nada, y eso que era uno y pequeñajo», afirma la mujer, que no se explica cómo se puede pegar a una chica. «Pensé que nos mataba a mí y a mi hijo», señala Ana Milena, que cree que el agresor se cebó con ella y con Alexander por ser más morenos y parecer más extranjeros.
«Me llevé muchísimos golpes, por lo menos tres puñetazos y dos patadas en la cabeza. Cuando me dio una de las patadas sonó horrible, como cuando se rompe un huevo», agrega Ana Milena, que asegura que el joven no estaba ebrio.
«Borracho no estaba, no olía a alcohol. Drogado no sé, pero abría mucho los ojos, como loco, y decía ¡venid, que tengo para todas!», hace hincapié Ana Milena, que también muestra su malestar por la falta de ayuda de las muchas personas que en ese momento presenciaban los hechos.
«Los porteros de la discoteca estaban mirando y no hicieron nada. Uno de ellos tenía una risita que no me gustó, como si se lo tomase a cachondeo, nos dijeron que no lo denunciásemos porque nos iba a matar», subraya Ana Milena, que también muestra su malestar por la actuación de los agentes que acudieron al lugar de los hechos.
«Lo primero que hizo la Policía fue pedirme la documentación, cuando me han dicho que el chico se había ocultado con el coche por el Salón, esperando a las chicas, y que después dejó el coche y se fue andando», hace hincapié la mujer colombiana, que reside desde hace doce años en España y que posee la doble nacionalidad, lo mismo que sus dos hijos.
«La Policía decía a mis amigas que me tuvieran controlada, porque yo chillaba, pero por la impotencia y la rabia. Sólo me dijeron que ya sabía dónde tenía que poner la denuncia y que me fuera al médico», insiste Ana Milena.
«Ahora nos tomamos risas con ello, pero en ese momento sólo teníamos rabia, y más todavía con los porteros y con la Policía», enfatiza su amiga Maribel, mientras Ana Milena cree que tras la agresión se ocultan tintes racistas.
«En España hay mucha gente buena, pero también hay algunos que buscan las cosquillas, que se meten contigo y que te dicen que a qué vienen aquí los extranjeros», concluye la mujer colombiana víctima de la agresión.
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