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VIDA Y OCIO

Del canibalismo al infanticidio, pasando por el consumo de miles de frutos secos y carnosos

V. M. V.

Domingo, 10 de mayo 2009, 02:55

¿Es el oso un animal agresivo? La respuesta -dicen en la Fundación Oso Pardo- es no. No lo es. Su alimentación es básicamente vegetariana, aunque presenta comportamientos que pueden chocarnos. Y mucho. «Los osos pardos pueden matar y comerse a otros compañeros. Los casos de canibalismo suelen estar protagonizados por grandes machos que predan a individuos más pequeños o vulnerables», explica el libro 'El oso cantábrico', que también alude al infanticidio. «Los machos pueden atacar a otras familias para matar a los pequeños con el objeto de provocar el celo de las hembras y cubrirlas posteriormente. Después de matar a los oseznos, los machos pueden consumir sus cadáveres, aprovechando así su valor nutritivo». Las osas también pueden alimentarse de sus crías cuando éstas mueren por accidente o causas naturales, «y eso a pesar de que su estado nutricional sea bueno».

En cualquier caso, su dieta es, esencialmente, vegetariana. Una alimentación basada en hierbas y frutos y completada con materia animal, desde hormigas hasta carroñas de grandes mamíferos (como ciervos y corzos). En la primavera, ahora mismo, se pirran por los brotes tiernos de gramíneas (tienen más proteínas y son más digeribles). Eso sí, como tienen poco valor energético, han de pasar mucho tiempo alimentándose y buscando comida. Lo mismo ocurre en el otoño, con la llegada de los frutos carnosos (como los arándanos y zarzamoras). Tienen que consumir decenas de miles de unidades por jornada para saciar su hambre. Se sirven además de insectos, para lo que saquean hormigueros y colmenas. Los destrozos en estas últimas se cuantificaron en un año en 5.945 euros en Palencia y 15.346 en León. Menos comunes, aunque no excepcionales, son los ataques al ganado, sobre todo vacas en León y Palencia (en el Pirineo, ovejas). El oso acaba con sus presas mordiéndolas en el hocico y en la frente (muerte por asfixia) o en la nuca (rompiéndoles las vértebras cervicales) o bien asestándoles un tremendo zarpazo en la cabeza (esta técnica parece exclusiva del oso pirenaico).

El consumo de frutos secos de alto contenido calórico (avellanas, castañas) hace que los osos engorden durante el otoño hasta pesar el 30% más que a finales de la primavera. La capa de grasa acumulada (que puede llegar a 15 centímetros de espesor en torno a los riñones) será su fuente de energía durante la hibernación.

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