De tapas con Quevedo
El Barrio de las Letras, epicentro de la noche madrileña fue residencia de los escritores del Siglo de Oro
SARA MEDINA HERRERO
Viernes, 10 de abril 2009, 02:59
S us calles peatonalizadas y estrechas son hoy uno de los hervideros nocturnos de Madrid. Huertas es su esqueleto, una larga vía poblada de pubs y cervecerías, con un ambiente distendido, a medio camino entre el fashion de Salamanca y el alternativo del fronterizo Lavapiés. Caminar por ella es algo más que tapear, es recorrer un pedazo de la historia literaria nacional, y pisar (literalmente) por donde se encaminaron los pasos de los escritores del Siglo de Oro español: sus baldosas homenajean el pasado del barrio intercalando citas de célebres literatos como Quevedo, Cervantes, Bécquer o Lope de Vega, ilustres vecinos de estas calles, testigos de excepción de la intensa actividad cultural y social que registró este barrio en los siglos XVI y XVII.
No debe su nombre, Barrio de las Letras, en vano: Tirso de Molina o Góngora compartieron más que profesión, alguna vez vivieron en este cuadrado de calles acotadas por Atocha y el paseo del Prado, con la concurrida plaza de Santa Ana en el medio, presidida por la estatua de Calderón de la Barca y flanqueada en uno de sus laterales por el Teatro Español, que se alza en el lugar donde se ubicaba el Corral de Pacheca, centro neurálgico del esparcimiento de los madrileños de hace tres siglos y cercano a dos de los bares más castizos de la capital actual: Viva Madrid y España Cañí.
Si las paredes hablasen... Las piedras de la calle Lope de Vega, paralela a Huertas, vivieron las sonoras peleas entre Francisco de Quevedo y Luis de Góngora, protagonistas de una de las más famosas enemistades literarias. En la esquina pueden visitar la casa de Quevedo, cuya fachada da fe, a través de una placa, que fue el hogar de Góngora antes de que el avispado Quevedo la adquiriera.
Enfrente nos topamos con el Convento de las Trinitarias, donde se supone que está enterrado Miguel de Cervantes. El autor español más universal vivió en la calle Huertas, muy cerca de su joven enemigo, Lope de Vega, dramaturgo de éxito y amado por el pueblo, al contrario que Cervantes, poco reconocido por aquel entonces y más bien escaso de dinero. En el número 87 de la calle Atocha, que limita el barrio, se encontraba la imprenta donde se realizó la edición príncipe de la primera parte de 'El Quijote'.
Al entierro de Lope de Vega, en la cercana Iglesia de San Sebastián, acudieron cientos de madrileños. El templo religioso, donde Pérez Galdós sitúa la acción de su novela 'Misericordia' está declarado monumento nacional, no por el valor arquitectónico del edificio, sino por los tesoros que esconden sus archivos, que guardan las andanzas vitales de Larra, Zorrilla o Bécquer, que se casaron en la parroquia y donde también figuran las actas de defunción de Espronceda o Ruiz de Alarcón.
El Madrid del Siglo de Oro sigue prendido en cada esquina de estas calles abarrotadas de coctelerías, teatros y bares y que es hoy una de las rutas turísticas del centro de la capital y un refugio de noctámbulos.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.