El Papa da carpetazo al cisma del siglo XX y perdona a los obispos de Lefebvre excomulgados

Benedicto XVI ha puesto fin al mayor cisma del siglo XX tras levantar, oficialmente, la excomunión decretada en 1988 contra los obispos ultraconservadores del movimiento fundado por el arzobispo francés Marcel Lefebvre.

La decisión de anular el decreto de excomunión dictado por Juan Pablo II contra los cuatro obispos ultraconservadores se adopta tras un largo proceso de acercamiento y va a causar revuelo en la iglesia progresista a la vez que afectará a las relaciones con los judíos.

Los obispos beneficiados son el suizo Bernard Fellay, sucesor de Lefebvre, el francés Bernard Tissier de Mallerais, el inglés Richard Williamson y el hispanoargentino Alfonso de Galaretta.

El perdón pontificio ha sido promulgado pese a las recientes declaraciones del inglés Williamson en las que negaba el Holocausto de millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial al asegurar que «ningún judío murió por gas» en los campos de exterminio. Las imprevistas declaraciones del obispo a la televisión sueca irritaron a la comunidad judía y varios representantes y rabinos de EE. UU., Italia y Francia, advirtieron que su rehabilitación hará más tensas las delicadas relaciones entre católicos y judíos.

El decreto que anula la excomunión para los dogmáticos lefebvrianos tiene fecha del 21 de enero del 2009 y explica que el Papa autorizó la petición de readmisión en la comunidad católica presentado en diciembre del 2008 por Fellay, superior de la Fraternidad de San Pío X, fundada en 1969, en Econe (Suiza), por el ya fallecido monseñor Lefebvre.

«Tenemos la firme determinación de seguir siendo católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia Católica Romana», escribió Fellay al Papa. Fellay prometió respetar «el primado del Papa» y aceptar las enseñanzas de la Iglesia «con espíritu filial», lo que supone que dejará de calificar como heréticas algunas disposiciones vaticanas.

El portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, calificó el perdón pontificio de «paso importante» para la unión de la Iglesia.