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V. M. N.
Martes, 1 de julio 2008, 11:54
Son la avanzadilla de los arqueólogos, los que radiografían el suelo de Atapuerca para que Carbonell, Arsuaga y Bermúdez de Castro tengan pistas de dónde palpita el pasado en el subsuelo calizo burgalés. Por segundo año consecutivo la campaña arqueológica del yacimiento español más internacional está precedida de un estudio geofísico que determina cómo abordar la excavación, dónde hay cavidades rellenas y cúal el mejor camino para acceder a ellas. La semana pasada concluyeron las que han analizado las cuevas de El Elefante y El Mirador.
Enrique Aracil, director de la empresa Análisis y Gestión del Subsuelo S. L., explica que ahora comienza el análisis de la información y a finales de semana se remiten el resultado a los directores de la excavación.
La técnica que utilizan este equipo de cinco personas es una prospección geofísica mediante una sonda de TAC (Tomografía Axial Computerizada). «Es como hacer una radiografía del terreno para obtener una imagen de las cavidades y los rellenos. Son cortes similares a los que se obtienen en medicina pero sin rayos x ni con ondas, como en las ecografías, sino impulsos eléctricos que reaccionan ante las diferencias litológicas. Luego con la experiencia adquirida podemos atribuirlo a unos materiales u otros», explica este doctor en ciencias geológicas también profesor de la Universidad de Burgos. La masa del subsuelo de Atapuerca es predominantemente piedra caliza y la señal eléctrica cambia si se encuentra con los materiales de relleno. Mientras en el 2007 se hizo el mapa de la Gran Dolina y la Galería, este año han hecho El Elegante y El Mirador.
Cuatro años de práctica
Esta técnica llegó a España en el año 2000. «Se ha venido aplicando fundamentalmente en obra civil, que es la que dispone de más recursos y para detectar agua en el subsuelo», dice Aracil quien utiliza la técnica en la arqueología desde hace cuatro años. En la comunidad ha trabajado en Clunia, en Atapuerca y en el Castillo de Arévalo. «En arqueología se ha utilizado recientemente porque es caro y no todas las excavaciones tienen presupuesto. Precisamente aquí estamos aplicando algo que no se había hecho con esta técnica, las tres dimensiones».
Las conclusiones del estudio geofísico ayudarán a planear el futuro de la excavación a medio y largo plazo.
En uno de los puntos que incluirá es la propuesta de actuación, la cueva de El Mirador, es donde Bermúdez de Castro se muestra convencido de que se encontrarán restos de Neandertales, aunque en este momento trabajan en una zona donde se produjeron varios derrumbes y los bloques de piedra dificultan el avance, informa Efe.
Para Bermúdez de Castro, lo mejor que podría ocurrir en esta campaña de excavaciones en Atapuerca sería el hallazgo de nuevos restos de Homo Antecesor en el nivel TD-6 de Gran Dolina, donde ya se localizó parte de una mandíbula de más de un millón de años de antigüedad.
«Lo ideal -afirma el científico- es que aparecieran restos de cráneo de un individuo adulto, porque eso consolidaría la existencia del Homo Antecesor, que no termina de aceptar toda la comunidad científica».
Bermúdez de Castro considera clave el papel de la fundación Atapuerca para potenciar los trabajos en los yacimientos, aunque cree que diez años después de su puesta en marcha es el momento para replantear sus objetivos y cambiar la estrategia para reforzarla.
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