El Supremo condena a Atutxa por no disolver el grupo de Batasuna en Parlamento vasco
Le impone una multa y le inhabilita para ocupar cargos públicos
A. TORICES
Martes, 22 de enero 2008, 01:38
La Sala de lo Penal del Supremo condenó ayer el ex presidente del Parlamento vasco Juan María Atutxa y otros dos miembros de la Mesa de la Cámara por un delito de desobediencia grave a este alto tribunal al no haber cumplido la orden de disolver el grupo parlamentario Socialistas Abertzales (SA), formado con los diputados elegidos en las listas autonómicas de Batasuna.
El Supremo ordenó a la Cámara de Vitoria esta medida en abril del 2003, días después de decretar la ilegalización de Batasuna y de sus demás marcas electorales, y le reiteró la orden en sucesivas ocasiones durante todo el verano y el otoño de ese año sin lograr que se ejecutase.
La mayoría de los doce miembros que forman la Sala de lo Penal, tras unas cinco horas de deliberación, acordaron aceptar el recurso de casación presentado por el autodenominado sindicato de funcionarios Manos Limpias contra la sentencia del Tribunal Superior del País Vasco que, el 5 de enero de 2007, absolvió a Atutxa y a los otros dos encausados, Kontxi Bilbao (IU) y Gorka Knörr (EA), por considerar que no cometieron delito alguno. La resolución derrota no sólo las tesis de la defensa sino también las de la Fiscalía, que se opuso al juicio, a la condena y al recurso por considerar que los tres políticos no cometieron delito alguno.
El Tribunal en una sentencia que dará a conocer en los próximos días, y a la que varios de los magistrados presentarán votos particulares, anulará el fallo del Tribunal Superior e impondrá a los tres acusados una condena de multa y de inhabilitación para el desempeño de cargos públicos. La cuantía de la multa y el tiempo concreto de inhabilitación no trascendió con el fallo, aunque Manos Limpias pidió al tribunal que condenase a cada uno de ellos a dos años de inhabilitación y a una multa de 108.000 euros, el máximo que permite la ley.
La inhabilitación no afectará de forma directa a Atutxa , que en la actualidad ocupa la presidencia de la Fundación Sabino Arana, ni a Gorka Knörr, que ha dejado la actividad política, pero sí que tendrá reflejo inmediato en la vida de Bilbao, que es parlamentaria vasca.
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