Fernando Hernández, el hombre de los 300

Fernando Hernández suma y sigue. El veterano jugador (Valladolid, 1973), con un palmarés solo al alcance de los elegidos del balonmano, ha superado la barrera de los trescientos goles en la temporada y poco de vida del Atlético Valladolid Recoletas. Experiencia a raudales y las mismas ganas que un juvenil son el secreto de su éxito.

Ha superado la barrera de los trescientos goles en su club.

Es más una anécdota que otra cosa, pues el Atlético Valladolid lleva poco tiempo de existencia como tal. Se trata de una cifra importante, pero, como este club va a durar muchos años, seguro que queda en eso, en una anécdota.

Máximo goleador de largo en el año y pico de vida del Atlético.

Meto goles porque hay un trabajo atrás y porque el equipo ayuda. Unos días el protagonista es un jugador y otros partidos, otro. Me gusta aportar lo que puedo. Estoy teniendo suerte y me encuentro en un buen momento.

¿Cómo ve al equipo?

Cuenta con más alternativas y está más compensado que el año pasado. Eso ahora hay que demostrarlo en la pista. Debemos luchar a muerte en cada partido.

Hoy visita el feudo del Alcobendas.

unque aún no ha conseguido puntuar, será un partido muy complicado. Alcobendas tiene una buena plantilla y seguro que nos lo van poner muy difícil. Intentarán puntuar y saldrán motivados porque les visita un equipo importante.

¿La victoria en el campo del Barcelona B ha tenido un efecto balsámico?

Balsámico, no. El equipo no estuvo fino en el primer partido. Cometimos errores que intentamos corregir en el segundo ante el Barcelona. Estuvimos mal en el repliegue y ante el filial azulgrana logramos estar mejor. Hay que mejorar y seguir progresando. Si haces las cosas bien, obtienes buenos resultados.

El ascenso es un objetivo duro y complicado.

Nadie dijo que fuera fácil. Es el objetivo, pero nos encontramos con equipos muy duros y complicados en su casa. Hay que trabajar al máximo y demostrar que es la meta que queremos.

¿Qué le motiva para jugar al máximo nivel cada día, un jugador como usted que cuenta con un palmarés envidiable?

Muchas cosas. Me motiva porque jugar al balonmano es lo que me gusta, lo que he hecho durante muchos años. Además es una válvula de escape para mí después del trabajo y de todos los problemas. Me relaja. A estas alturas, no tengo nada que demostrar y jugar sin presión te permite estar más suelto y disfrutar mucho más sobre la pista.

A sus 42 años, es por méritos propios el santo y seña de un proyecto que pretende regresar a la élite del balonmano español.

La presión me la pongo yo. Siempre quiero mejorar y busco hacer las cosas lo mejor que puedo en cada momento. Si un día fallo, me quedó más con el error que con el acierto. Esa presión me permite trabajar para hacer las cosas mejor la próxima vez. Soy muy autoexigente.

Me imagino que cambiaría cualquier récord goleador por marcar el tanto que diese el ascenso a su equipo.

No lo cambiaría, lo que está hecho, hecho está y se ha logrado con sacrificio. Me da igual meter ese último gol, lo único importante es lograr el ascenso que esta ciudad y esta afición se merecen.