«Si no es por el paraguas, el granizo me habría matado»
La fuerte granizada caída el miércoles en la localidad palentina de Castil de Vega hirió en la cabeza a un octogenario que sufrió tres brechas apenas en cincuenta metros de recorrido
PPLL
Sábado, 5 de octubre 2013, 13:32
Ochenta y cinco años, con sus días y sus horas, y jamás había temido un nublado. Eran poco después de las siete de la tarde cuando el nubarrón que se aproximaba desde Belmonte animó a este octogenario a acercarse hasta su casa para bajar las persianas. No le dio tiempo. Apenas cincuenta metros de recorrido, pero la tromba de agua irrumpió de inmediato con una granizada desconocida. Piedras como puños empezaron a caer del cielo, así que el paraguas de Juventino de la Torre no aguantó. Se rompió, y el pedrisco golpeó con fuerza su cabeza. «Se rompió, pero si no es por el paraguas me mata», relata este hombre con el susto aún en el cuerpo.
Con la cabeza abierta en tres zonas pudo llegar hasta la vivienda de unos familiares, donde se refugió. De ahí directo al centro de salud de Villarramiel, donde le cogieron puntos en tres brechas. El otro golpe se lo llevó en un brazo, amoratado. «No he visto la muerte más que ayer (por el miércoles) y eso que nunca he tenido miedo a los nublados, pero lo de ayer fue por demás. Pensé que no lo contaba».
Los golpes de las piedras los padecieron durante unos segundos la familia Pérez. Padre, hija y yerno salieron a pasear por la zona del Canal cuando fueron sorprendidos por la tormenta. Los paraguas no aguantaron. Y justo cuando las primeras piedras les golpeaban brazos, espalda y cabeza apareció un vecino con su vehículo que iba a buscar a su mujer. «Si no aparece este hombre les mata», decía una y otra vez Clara, la esposa y madre. «Yo lloraba en casa porque no venían y veía las piedras que caían. Temí lo peor».
Castil de Vela, a escasos siete kilómetros de Villanueva de San Mancio, donde se produjo el tornado, fue uno de los pueblos más castigados por la tormenta. Sus vecinos se afanaban ayer en retirar tejas y cristales (el pedrisco rompió ventanas, tejados, puertas y coches) de las calles. En sus congeladores muchos de ellos custodian las históricas piedras que cayeron del cielo. Granizo como puños.
Eso en Palencia, pero en otras partes de la Tierra de Campos, como en Tamariz, los tejados de viviendas y naves también se llevaron parte de los efectos de esta tormenta. Hubo incluso que lamentar daños en cultivos sin cosechar, como la remolacha, el girasol y el maíz. En Medina de Rioseco, el aire volcó incluso un pívot de riego. No fue la única consecuencia, pues desde primera hora de la mañana trabajadores de la Confederación Hidrográfica del Duero se afanaban en retirar enormes árboles que habían sido derribados sobre el Canal de Castilla. Tales fueron los daños, que la Diputación se vio obligada a suspender durante unos días los viajes del barco Antonio de Ulloa por el Canal.
Apoyo institucional
A lo largo de la jornada de ayer, numerosas autoridades se desplazaron hasta los pueblos afectados para conocer los daños. El primero en interesarse fue el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, que el miércoles por la noche telefoneó a los alcaldes para conocer lo ocurrido. A última hora de la mañana, el senador socialista Emilio Álvarez Villazán, y la diputada provincial María Jesús Lobo se desplazaron hasta Villanueva de San Mancio, donde contemplaron los efectos del tornado.
Ya por la tarde, a primera hora, los diputados Artemio Domínguez y Laura Fernández recorrieron Villafrechós (que sufrió inundaciones por la tormenta), Berrueces, Rioseco, Tamariz y Villanueva de San Mancio. Laura Fernández, diputada de Cooperación, recordó que existe una línea de ayudas para este tipo de daños en infraestructuras municipales aprobada en junio y por un importe de 100.000 euros (de los cuales hay aún 70.000 disponibles) con la que podrán ayudar a los municipios afectados. Si bien, recordó que desde la institución provincial harán lo posible por que se declare zona afectada por un fenómeno meteorológico con el objetivo de ayudar en lo posible a los vecinos que han sufrido pérdidas económicas importantes en sus inmuebles.
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