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La zona sur de Valladolid es un amplio territorio que engloba diversos e históricos barrios como es el caso de Las Mercedes, La Farola o La Rubia, que en su día fue la última frontera de la ciudad por el extremo meridional.
De hecho, Susana Sánchez González, vecina desde hace cuarenta años y encargada de 'Margoy', una de las dos librerías que conforman este barrio, asegura que, cuando ella era pequeña, unas calles más adelante de su negocio «no había absolutamente nada, todo era un descampado». Claro está que desde aquello han pasado muchas décadas y el barrio ha experimentado una notable evolución.
Fue en los 80 cuando La Rubia, cuyo nombre viene por la abundancia en esta zona de la 'Garanza', una planta con flor amarilla, se vio encajonada en la trama de la ciudad con la construcción de Covaresa, Parque Alameda, Santa Ana y, más adelante, El Peral, los cuatros barrios que actualmente cierran la ciudad por el sur.
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La Rubia ha perdido protagonismo con el paso de los años. En su esplendor, era una de las zonas encargadas del esparcimiento de los vallisoletanos y con más vida, hasta tal punto de que el Real de la Feria, con sus casetas y atracciones, se trasladó en los 60 a los famosos jardines de La Rubia siendo uno de los centros de atracción de la ciudad durante las fiestas de la Virgen de San Lorenzo. En la actualidad, hablamos de un barrio «que ha involucionado y que está absorbido, encajonado y con mucha menos actividad» asegura Roberto Gutiérrez, el presidente de la asociación de vecinos Nuestra Señora del Rosario.
Y eso se aprecia en la actualidad, pues se trata de una zona «muy tranquila», tal vez en exceso para muchos de sus vecinos a pesar de que mantiene aún decenas de comercios históricos que protegen el legado de lo que fue en su día uno de los barrios más destacados de Valladolid. Una visita y una buena conversación con sus dueños y vecinos nos puede ayudar a descubrir cómo ha cambiado el barrio en el que se han criado desde pequeños.
Susana tiene claro gracias a los clientes de su tienda que, con el paso de los años, «la zona se ha rejuvenecido» después de que en el boom de los 70 y 80 «mucha gente de mi quinta se fue para estudiar o trabajar fuera». Actualmente entran más padres en busca de material escolar y libros para sus niños. «Es cierto que aquí también hay mucha gente mayor y el barrio es tranquilo, pero también vendemos muchas cosas para los niños porque cada vez hay más», asegura.
Sin embargo, no todos comparten la opinión de Susana en lo que respecta a la actividad comercial, pues unas calles más adelante, en la 'Mercería África', su dueña África Ramos -vecina de La Rubia «de toda la vida»- ha experimentado una decadencia de los negocios muy evidente y que deja la zona «casi muerta».
«Si observáis las aceras, aquí había comercios de todo tipo y ahora están prácticamente todos cerrados, igual hay diez u once tiendas que no han vuelto a abrir» explica apenada tras recordar la apertura de su tienda en 1982, donde entonces «eran años de mucha actividad y mucho ambiente«.
Ella misma nos recomienda visitar unos metros más adelante a Luis Méndez, conocido por su ferretería que heredó de su padre y en la que sus propios clientes le han visto crecer desde que era un niño.
Algo más positivo que África, comenta que «esto no tiene nada que ver a cuando yo era un niño, es un barrio que ha crecido y está muy bien conectado con el centro» dice Méndez cuyo negocio cumple 60 años en 2026.
Sin embargo, reclama que, desde hace años, «La Rubia cuenta con zonas muy despobladas» y que proyectos como el antiguo cuartel en donde se iban a construir viviendas «todavía está en el aire», una situación que el presidente de la asociación de vecinos considera «un grave error» que limita el crecimiento del barrio.
Con «una falta de impulso para el pequeño comercio» y proyectos de nuevas viviendas con retrasos e impedimentos para salir adelante, La Rubia es de esos barrios de Valladolid donde se respira tranquilidad, sin aglomeraciones. A pesar de que cuentan aún con mucha vida gracias a históricos negocios que se mantienen a flote, la nostalgia es el sentimiento protagonista de gran parte de sus vecinos, conscientes de que en su día, el lugar donde se criaron fue uno de los más importantes de Valladolid y, ahora, se encuentra «desaprovechado» y arropado en gran parte por los barrios modernos que lo rodean.
Diego Fernández y Rodrigo Ucero pasean por el barrio de Vadillos, una pequeña zona de la ciudad con mucha historia.
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