Seguridad por triplicado para volver a volar

Primero solo había que vigilar la maleta para no ser víctima de un caco o receptor inadvertido de un paquete indeseado (aunque esto en Villanubla nunca fue un problema); después llegaron los terroristas aéreos y, con ellos, las exigencias de seguridad en los controles de embarque;ahora se han sumado las medidas de higiene sanitaria, con sus distancias de separación, mascarillas e hidrogeles. El aeropuerto de Valladolid estrenó en la tarde de ayer los nuevos hábitos a la hora de volver a viajar en avión, en el vuelo de Ryanair que aterrizó a la cinco y despegó media hora más tarde, en ambos casos con Barcelona al otro lado del trayecto.

Un centenar de pasajeros pisó suelo vallisoletano, casi todos por primera vez en seis o más meses. Personas que residen en Cataluña y tienen lazos familiares o de amistad a la vera del Pisuerga, en Zamora, en Salamanca... y pensaban haber venido en Semana Santa pero no pudieron hacerlo. Las instalaciones de Villanubla fueron escenario de carreras y abrazos como los de Marian y sus niños, que viven en Palafrugell, para reencontrarse con sus primos antes de coger el coche y emprender la última etapa para desplazarse hasta la capital zamorana a ver a la abuela.

Otro centenar largo de pasajeros subió minutos después a la aeronave de la aerolínea de bajo coste, con capacidad para 189 ocupantes. Inmensa mayoría de caras jóvenes, con predominio de estudiantes pendientes de cumplir los 30. Muchos de ellos, además, usuarios habituales de los vuelos a Barcelona. Como Andrés y Sara, que iban a recuperar enseres abandonados antes de que pasara todo lo que ha pasado.

Otros como Beatriz Milán, a ver a un amigo; o en el caso de Maguy Calleja, a presentar su trabajo de fin de máster. Óscar fue a despedir a su esposa Julia, que se iba a trabajar a una naviera en Sitges por segundo verano consecutivo. Más adelante él ha firmado un contrato en Baleares y harán por encontrarse en Ibiza en algún momento del verano.

Las despedidas son más breves ahora. Un agente de la Guardia Civil informa a los acompañantes de que no se pueden quedar dentro de las instalaciones, así que unos toman el camino de la puerta de embarque y los otros, el del aparcamiento. La normalidad que vivió su primer día en las instalaciones de Aena en Valladolid incluye carteles de prohibido sentarse en dos de cada tres asientos del hall, pegatinas en el suelo cada metro y medio y dispensadores de gel por doquier.

En realidad, el aeródromo vallisoletano no ha estado clausurado en ningún momento durante los tres meses largos de estado de alarma. Eso sí, no ha tenido vuelos regulares y ha estado bajo mínimos. Tanto, que en abril solo hubo 18 operaciones privadas, con 38 pasajeros; y en mayo, 32 vuelos con 97 viajeros, según informa el gestor aeroportuario.

Ryanair tiene previsto operar dos conexiones desde Valladolid durante los meses de verano. La primera será la ruta de Barcelona que empezó el lunes y tendrá una frecuencia de dos vuelos semanales, si bien aumentará a tres a partir de agosto. La segunda será la ruta Valladolid- Palma que comenzará el próximo 2 de julio y contará con una frecuencia semanal.

Vueling, filial de Iberia, retomará el 10 de julio sus habituales operaciones a Barcelona, donde conecta con vuelos internacionales.

Fuentes de la aerolínea de bajo coste irlandesa explicaron que ha retomado el 40% de sus actividades y sus planes «pueden cambiar en los próximos meses, ya que todo dependerá del levantamiento de las restricciones y la aplicación de medidas de salud pública previstas en los aeropuertos».

La low-cost irlandesa insta a los pasajeros a seguir las instrucciones sanitarias para limitar la covid-19, entre las que destacan la reducción del número de bolsas facturadas, la facturación 'on-line' y la descarga de la tarjeta de embarque en el teléfono. A bordo de los aviones ofrece un servicio limitado de bebidas y aperitivos preenvasados y no acepta pagos en efectivo. También está prohibido hacer cola para ir al baño, aunque se facilita el acceso a quienes lo solicitan.

Aena ultima la instalación de una cámara de control de temperatura a la entrada del aeropuerto vallisoletano. El ente semipúblico incluye recomendaciones que empiezan antes incluso de la llegada a la terminal. Así, solicita que no se viaje si se tiene fiebre, tos, dificultad para respirar o sensación de falta de aire. También se debe ir provisto de suficientes mascarillas y gel desinfectante y recuerda a los pasajeros que solo ellos pueden entrar en el aeropuerto (sí quienes acompañan a alguien con movilidad reducida o a menores que vuelan solos), a donde se debe llegar con tiempo suficiente para pasar el control de seguridad y cualquier nuevo procedimiento.