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Artículos de pirotecnia en la tienda El Misil, en el barrio de Las Delicias. Carlos Espeso
Valladolid

El 'otro' riesgo de lanzar petardos y bombetas: hasta 1.500 euros de multa

La Policía Local levanta en las últimas semanas cinco actas e interpone dos denuncias en base a la ordenanza de Protección del Medio Urbano, que prohibe su uso en la ciudad

Eva Esteban

Valladolid

Sábado, 31 de diciembre 2022, 08:07

«Están prohibidas, otros años sí que podíamos pero este ya no; es el producto estrella y se nota en las ventas», dice, cabizbaja, una comerciante del tradicional bazar de productos navideños de la Acera de Recoletos, en referencia a la prohibición de lanzar petardos, cohetes o cualquier artículo pirotécnico en Valladolid capital. No se puede tirar ningún artefacto con carga explosiva por mínima que sea, incluidas las bombetas (utilizadas fundamentalmente por niños), si no se dispone de una autorización municipal previa.

Lamenta la medida -recogida en la ordenanza de Protección del Medio Urbano- y, sobre todo, el impacto que tiene en las ventas. Porque las bombetas, petardos de baja intensidad que cuando impactan sobre el suelo produce un pequeño estallido, son el «producto estrella» de todas estas casetas -una decena en esta ocasión- que cada año por estas fechas se despliegan en el céntrico paseo para dar salida a los dulces y artículos navideños.

Saltarse la normativa implica una serie de riesgos. Entre ellos, los que agujerean el bolsillo. Porque si la Policía le 'pilla' en término municipal de Valladolid lanzando un artefacto pirotécnico se expone a multas de hasta 1.500 euros, este extremo en los casos más graves, cuando se ponga en peligro a personas o bienes. Todo el año, excepto en fechas concretas: los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero en los horarios definidos por el Consistorio.

Uno de los puestos del mercado de la Acera de Recoletos. Carlos Espeso

Así, si le pillan lanzando un petardo sin la correspondiente autorización en una fecha que no sea alguna de las cuatro anteriormente citadas, la sanción -si no pone en riesgo a personas ni mobiliario- es de hasta 750 euros, según informan fuentes municipales. No obstante, si se considera que puede estar en peligro la integridad de las personas o el lanzamiento de estos artefactos puede dañar el mobiliario, la infracción será de carácter grave y, en ese caso, la multa oscila entre los 750,01 y los 1.500 euros. Así está recogido en el artículo 19.f de la ordenanza de Protección del Medio Urbano, que reza lo siguiente: «Constituye infracción grave portar mechas encendidas o disparar petardos, cohetes u otros artículos pirotécnicos con peligro para las personas y los bienes».

Artículos pirotécnicos y edad de venta

  • Mayores de 12 años. De clase FI. Bengalas, bombetas, cascadas y percutores de juguetes.

  • Mayores de 16 años. De clase FII. Bengalas tricolor, candelas, cohetes voladores, fuentes, ruedas y truenos, entre otros.

  • Mayores de 18 años. De clase FIII. Tracas valencianas, baterías, cohetes borrachos y cohetes especiales.

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los policías locales a la hora de aplicar este aspecto de la normativa es la «dificultad» de formular una denuncia al infractor en cuestión. El motivo, remarcan fuentes del servicio municipal de seguridad, es porque «para hacerlo tenemos que poder identificar al que porta el artefacto». Es decir, pillarlo 'in fraganti'. En estas últimas semanas, los agentes municipales han levantado cinco actas y decomisado artículos pirotécnicos de diversa índole y han interpuesto dos denuncias en base a la ordenanza.

Una situación «contradictoria»

Para las tiendas de pirotecnia, el principal problema reside en la incertidumbre de la clientela. Muchos dudan de si pueden lanzar o no petardos, lo que les reprime a la hora de la compra. «El 90% de la gente nos pregunta si los puede tirar, y nosotros les decimos la verdad: puedes comprarlo, pero no tirarlos», aseguran los responsables de la tienda El Misil, en el barrio de Las Delicias, quienes prefieren no desvelar su identidad.

«Si alguien viene a por unos petardos y se gasta dos o tres euros y luego le cuesta 300 euros de multa, no lo compra»

Propietarios tienda El Misil

Asimismo, consideran «contradictoria» esta situación. «Si alguien viene a por unos petardos y se gasta dos o tres euros y luego le cuesta 300 euros de multa, no lo compra... Si lo quieren prohibir, perfecto, cerramos los negocios, pero ahora mismo estamos pagando todo el año impuestos», comentan. Coinciden, además, en que diciembre es, «sin duda», el mes «más fuerte» para los vendedores de estos artículos. Ni ferias, ni fiestas de los pueblos. Navidad. «Durante el año nada... Alguna persona que viene a por unos petardos para tirarlos en las fiestas del pueblo en verano, pero poco más», admiten.

Por otra parte, el lanzamiento de petardos y cohetes tiene efectos colaterales en mascotas y personas. En este último caso, un «cambio de presión por el ruido te puede romper el tímpano y luxar los huesecillos». Un petardo de gran potencia puede alcanzar los 110 decibelios (la legislación laboral considera que la exposición a 85 decibelios ya precisa de protección sonora). Así lo confirma el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Río Hortega, Luis Vallejo, quien también apela a la prudencia a la hora de exponerse a fuertes estruendos. «Cuando una persona se expone a mucho ruido, ya sea en intensidad o en mucho tiempo de exposición, se va a traducir no tanto en no oír, sino en no entender; va a dañar las células del oído interno que tienen que ver más con la inteligibilidad que con la audición», argumenta este experto.

Las consecuencias, además, pueden ser en algunos casos definitivas. «Los daños que se asocian a la onda de presión pueden causar daños en el tímpano que algunas veces se pueden cerrar solas, pero otras se queda una perforación timpánica, y si hay luxación de los huesecillos tampoco se recupera sola», insiste. Destaca, del mismo modo, los efectos no auditivos de la sobreexposición al ruido: «Afecta al dueño, aumenta la presión arterial, impotencia sexual, irascibilidad...», enumera el jefe de Otorrinolaringología del Río Hortega.

«Miedo y estrés» en mascotas

Con todo ello, Luis Vallejo recomienda evitar la sobreexposición y, en caso de ser necesario porque se trabaja con artículos pirotécnicos, «protegerse con cascos lo suficientemente potentes como para que eviten el paso del sonido directamente al oído».

En el caso de las mascotas, estos estruendos, «fuertes y repentinos», les provoca «miedo y estrés». Empiezan a temblar, jadear y corretear de un lado para otro. En los casos más graves incluso «dejan de comer y se llegan a miccionar del miedo». «Supone para ellos un estrés importante, no están acostumbrados a estar bajo esos estímulos», comenta el vocal del Colegio de Veterinarios de León Israel Iglesias, quien insta a la ciudadanía a «hacer otras cosas menos molestas, no solo por las mascotas, sino también por los vecinos».

Aunque por lo general se trata de efectos «momentáneos» en las mascotas (afecta fundamentalmente a perros, pero también a gatos u otros animales que habiten en el domicilio), pueden alargarse unas horas. «El problema es que aprenden que esos ruidos son estresantes y desde entonces cualquier ruido que les recuerde a eso, como cerrar una puerta de golpe o una ventana que se cierra, les asusta; muchas veces quedan traumatizados para el futuro y tienen problemas de comportamiento», sentencia Iglesias.

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