Villavaquerín: los cotos donde cazaba Delibes

Situado en el valle del arroyo Jaramiel, Villavaquerín guarda un emotivo y cariñoso recuerdo de Miguel Delibes, que paseó por sus calles y, sobre todo, por sus cotos de caza y por el paraje de La Sínova. En 'Diario de un cazador' describía la zona, rica en liebres, perdices y conejos. En 1996, la película 'Las Ratas', basada en otra obra suya, sirvió para que el municipio se convirtiera en escenario de un rodaje que tuvo, entre otros enclaves, las 33 escaleras de piedra que uno ha de subir para llegar a lo alto del pueblo, que es donde se encuentra la iglesia de Santa Cecilia.

Construida en el siglo XVI, con estilo gótico, las posteriores reformas perfilaron su estética, al darse con estilo barroco. A su vera, alberga una balconada desde la que se divisa el término y su policromía, variante según el momento del año en el que uno lo visite, y que sirve como mirador tanto del municipio como de aquellos cotos de caza que solía frecuentar el maestro Delibes.

Desde la lontananza se otea su torre, construida en piedra, allí en la elevación. En su interior, brilla con luz propia el retablo, fechado en 1608 y que se le atribuye a Diego de Basoco. Es de tres naves, las tres cubiertas por una bóveda de aristas con yeserías del XVII, aunque tanto su capilla mayor como el crucero conservan su auténtica bóveda, de crucería estrellada.

Villavaquerín es también villa de bodegas, que se presentan tímidas a los caminan junto a ellas, así como es villa del antiguo caserío, que resplandece con la luz del día y con el colorido de los paisajes que lo rodean. Volviendo a los pies de la iglesia de Santa Cecilia, allí, rindiéndole sus respetos, se encuentra el rehabilitado edificio consistorial, que ardió en la década de los 60 y que fue reinaugurado en 1998.

En tiempos, Villavaquerín fue fortificada con la construcción de un castillo que tuvo un pasadizo subterráneo, y que pudo estar donde se encuentra la iglesia actualmente. Asimismo, se rodeó el núcleo urbano con una muralla que se perdió con el paso de los años. Se salvó solo el nombre de una de sus puertas, Saúl, que se mantiene como nombre de una calle.

En el otro extremo de la localidad se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Prado, un edificio que se construyó en el 1588 en piedra de sillería y mampostería, con una sola nave cubierta con par y nudillo, y cuyo acceso se da por el lado de la epístola, en arco de medio punto.

En su exterior había antiguamente una gran olma, que se quemó por culpa de un rayo y fue sustituida por otro árbol. En la explanada se baila cada ocho de septiembre una jota castellana, el día de la festividad de Nuestra Señora del Prado, antes de comenzar con la procesión que lleva la talla de la Virgen hasta la iglesia de Santa Cecilia, esa que salió en 'Las Ratas' y cerca de la cual tantas veces cazó Miguel Delibes, a quien Villavaquerín recuerda como una parte misma de su rica historia, como de hecho es. No en vano, Villavaquerín y La Sínova forman parte de las 'Rutas de Delibes'.