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Iglesia de San Andrés, conocida como 'La Obra'.

Villardefrades: 'La Obra', el orgullo de la Villa de los Frailes

Especial Municipalismo. El patrimonio de Castilla y León ·

La monumentalidad del siglo XVIII luce en Villardefrades, tierra de castigos, obispos y santos

el norte

Martes, 27 de octubre 2020, 10:33

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No se puede decir que la historia siempre favoreciera los designios de Villardefrades. La otrora Villa de los Frailes sufrió los caprichos y castigos de los poderosos. Fernando III mandó arrasar sus campos con sal en 1230 y el cardenal Cisneros mandó quemar casas como escarmiento a una disputa. Por si fuera poco, en 1951, el día de San Fermín, una tormenta derribó 30 viviendas y se llevó los restos del románico que había en el municipio, como si los avatares pasados del destino no hubieran sido suficientes.

Arriba, interior de la iglesia de San Cucufate y San Pelayo; abajo, San Juan Bautista y Cristo Crucificado.
Imagen principal - Arriba, interior de la iglesia de San Cucufate y San Pelayo; abajo, San Juan Bautista y Cristo Crucificado.
Imagen secundaria 1 - Arriba, interior de la iglesia de San Cucufate y San Pelayo; abajo, San Juan Bautista y Cristo Crucificado.
Imagen secundaria 2 - Arriba, interior de la iglesia de San Cucufate y San Pelayo; abajo, San Juan Bautista y Cristo Crucificado.

En el siglo XVIII, Villar Fray Andrés González Cano, un hijo del pueblo, fue nombrado obispo de Nueva Cáceres en las Indias Filipinas. Después de varios años en el cargo, ordenó construir en Villardefrades una iglesia en honor a San Andrés, con el estilo de la época y con una gran belleza en sus sillares. Para hacerlo, envió un barco cargado de oro a España, con el que se comenzó la gran obra en 1763.

Virgen en San Cucufate y San Pelayo.

Este dinero se fue consumiendo, lo que invitó al obispo a enviar otro barco, pero este no llegó a buen puerto. Se hundió de camino, ya fuera por una tempestad o por culpa de los piratas, y obligó al vecino de la Villa de los Frailes a hacer un tercer envío. Antes de que este atracara en España, el obispo falleció y, con ello, comenzó una controversia secular. En contra de sus deseos, la obra se paralizó en 1790, después de que sus herederos encargasen del navío.

'La Obra', como así es conocida la iglesia de San Andrés, es un majestuoso edificio cuyas tres naves se quedaron a la intemperie, aunque a lo construido no le faltan detalles decorativos que invitan a imaginar el futuro monumental que le habría aguardado a lo truncado. Se detuvo el tiempo en sus muros, divisados a través de las tres puertas cerradas que, sin embargo, permiten vislumbrar el interior.

San Pelayo y Cucufate

Este símbolo de lo que pudo haber sido y no fue no es la única construcción religiosa de la que la localidad de Villardefrades está orgullosa. La parroquia de San Pelayo y San Cucufate, más conocida como 'La Ermita', fue construida también en el siglo XVIII, bajo la advocación de dos santos que habían tenido su propia iglesia; San Pelayo, al norte del pueblo, y San Cucufate, al sur. Aun en su modestia, este templo es de gran monumentalidad, gracias a su portada barroca. Del interior llama la atención su gran cruz y que recoge retablos de las dos parroquias, estando presidido el mayor por San Cucufate.

La construcción de la iglesia se paró para siempre con la muerte de su benefactor

Qué visitar

  • De interés: 'La Obra' se encuentra a la intemperie, inacabada, si bien sus vestigios constatan la monumentalidad con la que fue concebida. El fallecimiento de Fray Andeés González Cano resultó fatal para un edificio de gran monumentalidad que actualmente, para desgracia del pueblo, se encuentra cerrado.

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