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Cristales rotos de la marquesina del bus de Aldeamayor, este mes de julio. El Norte
SOS contra el vandalismo en el medio rural vallisoletano

SOS contra el vandalismo en el medio rural vallisoletano

Municipios como Tudela, Pedrajas de San Esteban, Aldeamayor, Mojados y Peñafiel gastan cada año más de 5.000 euros en reparar mobiliario público

Eva Esteban

Valladolid

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Sábado, 8 de agosto 2020, 21:45

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Papeleras, bancos y marquesinas de autobuses son sus principales objetivos. Restos de basura y cristales rotos que terminan derramados por los suelos como consecuencia de estos actos incívicos. Su objeto es la 'diversión', aunque estas ocurrencias despierten poca gracia entre los vecinos de municipios como Aldeamayor de San Martín, Pedrajas de San Esteban, Mojados, Peñafiel y Tudela de Duero. Allí, el vandalismo destroza cada año numeroso mobiliario público. Agujerea las arcas municipales, obligando a los ayuntamientos a desembolsar más de 5.000 euros anuales para reponerlo. Una cuantía económica que, coinciden los alcaldes de estas localidades, supone un «gasto importante con el dinero que pagamos entre todos» y que, critican, podría destinarse a «otras partidas» que permitan mejorar las instalaciones locales y contribuyan a desarrollar el pueblo.

Por ello, los regidores, «cansados» de esta situación, han lanzado un SOS para tratar de poner coto a estas prácticas. Consideran que ahora es el «mejor momento» para reprimirlas, puesto que durante el tiempo que se prolongó el estado de alarma apenas se registraron incidentes. Sí después. Por ejemplo, en Aldeamayor. En lo que va de año, el consistorio ha invertido 6.500 euros en esta materia. Una cifra que la primera teniente de alcalde, Virginia Almanza, estima que «irá a más, porque vaya año llevamos». «No se dan cuenta que no es un daño que nos hagan a nosotros particularmente, sino que se lo hacen a todo el pueblo, incluidas sus familias, porque el dinero que gastemos en reparar lo que hayan roto no vamos a poder destinarlo a otras cosas», lamenta.

Desconocen quiénes lo ejecutan. Sí tienen sospechas, pero por el momento, incide Almanza, prefieren «no decir nada porque no tenemos pruebas». Desde que el Gobierno alivió las restricciones de aislamiento, han contabilizado al menos dos actos vandálicos.

El primer semestre del año han destinado 2.500 euros a cambiar cristales de marquesinas, a lo que hay que sumar una horquilla entre 600 y 800 euros en espejos de tráfico, unos 1.500 euros en elementos de riego y en retirar y restituir plantas «robadas o partidas» y, por último, «más de 2.000 euros» en sustituir paneles turísticos rotos, rejillas de piscina y puertas peatonales, entre otros.

Otro de los pueblos que más sufren el vandalismo es Pedrajas. Su alcalde, Alfonso Romo, reconoce que se trata de un «problema grave». El año pasado, el ayuntamiento pedrajero asignó 18.000 euros de fondos públicos para contrarrestar estas «gamberradas que no tienen ninguna gracia».

El incidente más grave registrado en los últimos meses en este pueblo tuvo lugar precisamente el verano pasado. «Algún gracioso», dice Romo, «echó lejía o herbicida en el césped de la piscina, se formaron corros secos, y nos gastamos 3.500 euros en tener uno decente», señala. A todo ello, además, cabe añadir la sustitución de bancos de madera, de piedra, vallas y recambio de las redes que delimitan las instalaciones deportivas. «No entendemos dónde está la gracia o cuál es la necesidad de hacerlo», subraya.

En Tudela de Duero han decidido ir «un paso más allá». No pueden «más» con estas gamberradas, y su regidor, Luis Javier Gómez, asegura que han buzoneado folletos para «concienciar a los vecinos y que sepan realmente cuánto nos gastamos en ello». «Es una lacra, nos destrozan el mobiliario, y eso tiene un coste muy alto, el año pasado nos gastamos 32.770 euros», argumenta Gómez.

Hace años, casi 30.000 euros

«Nos damos con un canto en los dientes, porque ahora no es muy elevado, pero hace cuatro nos gastamos casi 30.000 euros». Quien habla es Roberto Díez, alcalde de Peñafiel, quien indica que este año prevén desembolsar «unos 5.000 euros». «Es dinero, pero no mucho en comparación con otros años», continúa. El último pueblo que ha denunciado la presencia de vandalismo es Mojados. Unas «trastadas que crecen en verano», según confirma su regidor, Adolfo López, y por las que se gastan cada año «entre 5.000 y 10.000 euros».

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