Robladillo vuelve a la matanza entre sopas de ajo, pastas y orujo

Este sábado Robladillo vivió una jornada cargada de sabor. Tras dos años de parón por la pandemia, la localidad retomó una de las fiestas más importantes de su calendario, la tradicional fiesta de la matanza, que cumplía su quinta edición. Este rito rural, que antaño servía para reunir a familias enteras con vecinos y amigos para realizar el sacrificio y faenado del animal (destazado, salazones y elaboración y preparación de los embutidos), este sábado reunió a todos los vecinos del municipio en una gran jornada chacinera de hermandad.

La normativa prohibe el sacrificio del cerdo ante el público, por lo que ya llegó allí muerto. A pesar de la lluvia, fueron 150 los vecinos que se congregaron para participar de los actos festivos, que arrancaron con una divertida 'porra del pesaje del cerdo'. La que más se aproximó a los 155 kilos que pesó el animal fue Ana Sobas, que se llevó muy contenta su premio. A continuación, se procedió al chamuscado, lavado y rallado, que estuvo aderezado con unas sopas de ajo, orujo y pastas de la zona.

Los matarifes más expertos en la materia, como el veterano José María Colomo y el propio alcalde, José Luis Rodríguez, dieron muestra de su buen hacer con los cuchillos en el destazado del animal y preparación de las probaduras. Los mondongos, asaduras, mantecas, careta, morro, tocino, costillares, lomo y solomillo, fueron entresacados con pericia. A la hora de comer, tuvo lugar la primera de las degus- taciones del cerdo, que se cocinó a la parrilla y se regó con vino de la tierra. Debido a la lluvia, los participantes tuvieron que guarecerse en el centro de cultura.

Por la tarde, numerosos voluntarios procedieron al picado de carne y elaboración del picadillo que, como es costumbre, se dejó reposar hasta el día siguiente para el llenado de chorizos. A continuación, los de Robladillo, capitaneados por Raúl Alonso, su concejal de cultura, acudieron al salón de actos del Ayuntamiento para grabar un programa de radio muy especial, 'Robladillo vivo', dedicado a esta tradicional fiesta que, hasta hace poco, era un acontecimiento social de primer orden. Este programa, que se emitirá en próximos días a través de internet, sirvió para rescatar de la memoria colectiva algunas de los secretos más antiguos relacionados con esta fiesta que servía para llenar la despensa para los siguientes doce meses del año, gracias a las carnes de un cerdo bien cebado. «Este día es un homenaje al animal, a la vida y a la tradición. La matanza es una forma de vida. Por mucho que nos digan los políticos qué podemos comer y qué no, seguiremos celebrándolo y cuidando al cochino con respeto y cariño, porque de él vivimos y comemos», explicó Raúl Alonso.

Este domingo, continuarán las actividades chacineras a partir de las 11:30 horas con el reparto de orujo y pastas y el posterior llenado de chorizos. A mediodía, habrá una nueva degustación para todos, de productos cocinados a la parrilla. Una comida que pondrá el broche final a esta tradicional jornada.

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