Mucientes: entre viñas y bodegas

Mucientes acoge al visitante entre sus calles con aroma a vino, a viñas, a pasado, a historia y a bodegas con cientos de años de actividad y tradición. Según se aproxima el viajero al pueblo entre viñedos, en lo alto divisa la majestuosidad de su iglesia parroquial de San Pedro, y al lado los restos del Castillo, como se conocen en Mucientes las ruinas de los muros de la antigua fortaleza del municipio, donde estuvo preso Diego Sarmiento por orden del rey Juan II y en cuyos aposentos descansó la reina Juana La Loca.

Cuenta la historia que Juana de Castilla estuvo escondida tres días en Mucientes mientras los rebeldes trataban de inhabilitarla y ella intentaba formar Cortes en el pueblo. Padilla se negó a firmar contra ella. De aquella época data la construcción de la iglesia de San Pedro, edificio gótico del siglo XV construido en piedra, con cabecera poligonal y cubierta con bóvedas de crucería. El retablo es un regalo del Conde de Ribadavia y ofrece una escultura de Cristo y de la Dolorosa, con un lienzo del Salvador en el ático.

La ermita de Mucientes está dedicada a Nuestra Señora de la Vega y ofrece una imagen esplendorosa tras una reciente restauración. Se trata de un edificio de una sola nave dividida en cuatro tramos y cubierta por una bóveda de cañón con luneros. Sobre el crucero se levanta una cúpula.

La visita bien puede continuar por el tradicional barrio de las bodegas, perfectamente conservado. Visita obligada es el Aula de Interpretación que se asienta en una bodega recuperada. Mucientes ofrece por sus calles, aportando arte y colorido, los murales de Manuel Sierra, artista contemporáneo y modernista con un estilo muy personal.

En la entrada de Mucientes llama la atención una casa. Mucha gente cree que se trata de una iglesia pero es una casa particular, denominada popularmente La Capilla, propiedad de un inquieto aventurero mucenteño, muy solidario y de nombre Juanjo Rodríguez. Desde ahí podemos dirigirnos a visitar la Ronda de las Fuentes. Entre ellas existe una romana, además de varias más, todas naturales.

Bien podemos terminar la visita por varias de las casas señoriales de Mucientes, como la Casa de los Noriega, en la calle Salinas; la Casa de los Jesuitas, en la carretera de Valladolid; o algunas de las casas blasonadas, especialmente una que tiene representado un escudo con un esqueleto y una guadaña en la calle San Vicente. La Plaza del Corrillo sería la última estación de la visita, junto al crucero del año 1748, antes, eso sí, de culminar la jornada con una comida y bebiendo su vino clarete en alguna bodega tradicional o probando sus magníficos quesos.