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Completamente desangelado. Así estaba este sábado el belén de Robladillo. El portal estaba triste sin niño y sin el calor del burro. Las hogueras completamente apagadas. La posada más cerrada que nunca y el puesto de guardia en los arcos medievales de la villa, estaba sin vigilancia. La 'Ciudad Belenística de Torozos', como se conoce a Robladillo, tendrá que desmontar su nacimiento viviente sin haberlo disfrutado. La covid se lo ha impedido y la corporación, para mantener la seguridad de los vecinos, ha decidido suspender todos los pases previstos.
El virus ha afectado a varios de los figurantes que participan cada año en el belén, y sin ellos, ya no sería lo mismo. «Somos un equipo, y si falta alguien, esto no tiene sentido», ha señalado José Luis Rodríguez, el alcalde. «Todos tenemos la misma ilusión, así que no vamos a hacerlo unos si y otros no», agrega.
Los de Robladillo habían armado el belén. Habían instalado el portal y todas las casetas en las calles principales y alrededor de la iglesia. Habían cortado ramas y preparado las hogueras. Todo estaba listo para el día 25 de diciembre y el 2 de enero, celebrar su vistosa función. Ahora tendrán que recogerlo con la esperanza de que el próximo año la situación sea otra. También tenían previsto celebrar un belén a través de las ondas, con la grabación de un podcast el sábado pasado en el Centro Cultural San Pelayo. Por sus micrófonos iban a desfilar los principales personajes del Belén, que iban a ser entrevistados por Raúl Alonso, concejal de cultura del municipio y actor de doblaje. El podcast lo han grabado, pero con el sabor agridulce de no haber podido llevar a cabo la representación. «Este año pintaba bien. Teníamos programadas dos representaciones de nuestro hermoso belén. Estaba todo preparado. El decorado, las casetas, los protagonistas, los guiones… Contábamos con la colaboración de Protección Civil de Zaratán y habíamos sido incluidos en la ruta de Belenes de la Diputación de Valladolid. Pero la pandemia ha hecho que toda esa ilusión de niños y de mayores se haya ido al traste. Suspenderlo era la decisión más acertada y sensata», cuenta afectado el concejal de cultura, quien también se encarga de organizar esta cita navideña.
Mari Carmen, Carmen, Goya y Victoria son vecinas de Robladillo y no quisieron dejar pasar la oportunidad de dar su opinión sobre este vistoso belén. «Es algo precioso ver bajar a la Virgen, San José y el burro por el camino de Castrodeza», dicen. «Todas las escenas son muy emocionantes. La que más, la de la anunciación del Ángel. Es muy bonito que en un pueblo tan pequeño la gente esté tan unida y colabore tanto», prosiguen. José María es uno de los figurantes. Su papel siempre es el mismo. Sencillo, pero igual de importante que todos. «Yo siempre estoy sentado en la taberna. A la lumbre. Tomándome un vino. Cada año la representación es más bonita», opina.
Ana y Cristina son hermanas y hacen de fruteras. En su puesto siempre haya un caldo caliente y una crema de calabacín a punto para todos los visitantes que van a ver el belén. Igual que Sandra, que hace las veces de artesana y prepara sencillos recuerdos navideños para todo el que acude a Robladillo en fechas tan señaladas. «Para mí, el momento más especial es cuando acudimos a ofrecer al niño todo lo que tenemos en nuestro puesto. Nuestro nacimiento empezó siendo algo muy pequeño y familiar y poco a poco ha ido creciendo. Esto me llena de orgullo», afirma.
Los protagonistas de este belén lleno de vida son Isabel y Jorge, que hacen las veces de la Virgen María y San José. «Hemos ido de menos a más. Empezamos con muy poquita gente y ahora el pueblo se pone hasta la bandera. Los organizadores lo preparan muchísimo para que nuestro pueblo se parezca a Belén», dicen.
Los de Robladillo están tristes y afectados, pero desde su podcast quieren aprovechar la oportunidad de mandar un mensaje al resto de localidades de la provincia que también organizan belenes vivientes. «Les animamos a que sigan haciéndolo, ya que es una tradición hermosísima. Porque representamos el inicio de una cultura, de una creencia y de una fe. El año que viene, por estas fechas, en Robladillo también retomaremos nuestro belén viviente», promete Raúl Alonso.
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