La red que producía tabaco en Valladolid tenía capacidad para generar 800.000 euros cada día en beneficios
El cabecilla, un ciudadano búlgaro, invirtió seis millones de euros en la planta junto a la A-62 y trajo a ocho operarios especializados de Ucrania
La planta, en la que la red había invertido la friolera de seis millones de euros, solo estaba dando sus primeros pasos, pero tenía una capacidad para producir la friolera de 180.000 cajetillas de tabaco diarias (3,6 millones de cigarrillos), lo que supondría una ingresos que alcanzarían los 800.000 euros. Al día. La redada llevada a cabo el jueves por policías nacionales y funcionarios de la Agencia de Vigilancia Aduanera permitió no solo desmantelar la primera fábrica de tabaco localizada en Valladolid, en una nave alquilada situada al borde de la A-62, junto a la carretera de Cigales, sino también una segunda planta, en este caso en el polígono de San Cristóbal, destinada a producir 'sisha' de tabaco (para fumar en pipa).
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Los agentes arrestaron ese día al presunto cabecilla de la trama, un ciudadano búlgaro afincado en la urbanización Aldeamayor Golf, y a ocho trabajadores especializados que habían sido traídos desde Ucrania, según han relatado este martes el jefe superior de la Policía Nacional, Juan José Campesino, y el responsable de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (Udev), Tomás Francisco González.
La redada, eso sí, condujo a los agentes a una tercera nave, situada en el término de Fuensaldaña, en la que el grupo pudo haber producido tabaco con anterioridad, pero que ahora estaba desmantelada. Los investigadores mantienen abierta aún la denominada 'operación Phoenix' y buscan aún tanto las ramificaciones internacionales y nacionales de la red como el origen del tabaco en bruto y su logística de distribución. El tabaco, en principio, estaría destinado a su venta en España y en el Reino Unido.

«Sale más barato producir aquí que traerlo de otros países»
La Agencia Tributaria desmanteló el año pasado seis fábricas ilegales de tabaco en España y suma ya catorce en los últimos siete años. «Las mafias han descubierto que es más barato producir aquí, aunque traigan la materia prima de fuera, que traer el tabaco de contrabando de fuera», apuntó el responsable autonómico de la Agencia Tributaria, Gabriel Sastre, quien destacó que el fraude a la Hacienda pública es enorme, si se tiene en cuenta que «los impuestos suponen el 84% del precio de cada cajetilla». Eso al margen de que el tabaco ilegal «no pasa ningún control sanitario».
Los agentes comenzaron la investigación, inicialmente sobre el presunto cabecilla, en noviembre, cuando las autoridades búlgaras informaron de su llegada a España y de su posible dedicación al negocio de la producción ilegal de tabaco. Justo en ese mes fue cuando el sospechoso alquiló una vivienda en Aldeamayor, en la que fue detenido el jueves y en la que se intervinieron varios miles de euros en efectivo. Él, en teoría, fue el encargado de poner en marcha las dos plantas –se desconoce cuando pudo operar la tercera– de producción de cigarrillos (junto a la A-62) y de 'sisha' (San Cristóbal). Las dos habrían comenzado a funcionar en las últimas semanas.



«Los ocho trabajadores, muy especializados y que presumiblemente podían trabajar de forma legal en el sector en su país, llegaron a territorio europeo el 13 de febrero y fueron traídos posteriormente a la fábrica desde Barajas», relato el responsable de la Udev, quien apuntó que el grupo «adoptaba numerosas medidas de seguridad, incluso, a la hora de traer a los trabajadores con los ojos tapados (con gafas de sol pintadas) desde el aeropuerto para que no supieran situar la nave».
Con «todas las comodidades»
Los ocho, que también fueron detenidos el jueves, tenían visados de turistas, que les permitirían estar tres meses legalmente en España. «Creemos que trabajaban durante ese tiempo y luego eran sustituidos por nuevos operarios traídos por la red», resumió el responsable de la operación, llevada a cabo de manera conjunta con la unidad de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria.
Los operarios eran traídos desde Barajas con los ojos tapados para no conocieran la ubicación de la planta
Los trabajadores, que tenían cuadrantes, incluso, con sus horarios (dos turnos de doce horas al día), no eran «ni mucho menos explotados». Vivían en la propia nave, sí, pero con «todas las comodidades y pensamos que cobraban muy bien por su trabajo». Lo único que nos les permitía la organización era mantener contacto con el exterior. «Sus móviles estaban encendidos en modo avión y envueltos en papel de aluminio para impedir su localización».
La red, eso sí, «apenas llevaba unos días operando en esas naves y aún no había comenzado a distribuir el tabaco». En la fábrica intervinieron 257.800 cajetillas ya envasadas con los logotipos de dos conocidas marcas de tabaco.
De los nueve detenidos en la 'operación Phoenix' solo el cabecilla fue enviado en prisión. Todos ellos, eso sí, serán investigados por pertenencia a grupo criminal, contrabando y delitos contra la Hacienda pública y la propiedad intelectual (de las marcas).
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