Las plagas no entienden de confinamiento

Ellas no se han mantenido en 'casa'. Ni siquiera han evitado disimular su presencia durante los tres meses de estado de alarma, en el que, en algunos casos, han campado a sus anchas pese a los esfuerzos de la Brigada Zoonosis de Valladolid, tal y como denuncian vecinos de los barrios de Parquesol o San Pedro, por poner dos ejemplos.

Los expertos señalan que las condiciones especiales provocadas por el confinamiento –menos presencia humana en las calles o la acumulación de basura o maleza en determinados sitios de la ciudad– no han provocado que haya habido un «repunte o crecimiento» de ratas o cucarachas en Valladolid, pero sí la falta de desbroce ha ayudado a que aparezcan otros animales «quizá molestos, pero no insalubres», explica Teresa Arranz, directora del Servicio de Salud del Ayuntamiento de Valladolid, en relación a la gran cantidad de hormigas que se han detectado por los vecinos en algunas zonas.

El trabajo en la brigada se ha dividido en dos equipos con motivo de las medidas de seguridad por la Covid-19, y prácticamente se ha trabajado en toda la ciudad durante los últimos meses tras un invierno de temperaturas suaves. «Todas las actuaciones entran dentro de la normalidad. No ha habido problemas, ni plagas reseñables», señala el concejal del área de Salud Pública, Alberto Palomino. «La brigada se moviliza en el momento que hay denuncias que bien llegan a través del teléfono 010 o, a veces, a través de la Policía», añade el edil, quien sí admite que en las últimas semanas y en los próximos días se intensificará el trabajo debido a «la llegada del buen tiempo» y la previsible subida de las temperaturas.

Los datos, a falta de los de este 2020, que posiblemente sufra variaciones debido a la pandemia del coronavirus, señalan más de mil actuaciones al año por parte de Zoonosis, con cinco llamadas diarias. El 60% de los trabajos están relacionados con las cucarachas, mientras que el resto se ciñen a las ratas. Precisamente con los roedores están relacionados muchas de las actuaciones del barrio de Parquesol de los últimos meses.

«Está el tema de la rata negra, que ya es un roedor más relacionado con la gran superficie natural, enredaderas, jardines y parques... Se utilizan trampas y se revisa de forma periódica», analiza Teresa Arranz, quien recalca que se ha actuado en el barrio a finales de los meses de abril, mayo y el pasado 9 de junio.

Desde que en 1993 se cerrase el matadero municipal, el Ayuntamiento cuenta con un cuerpo formado por diez personas, dos de ellas mujeres, que se encargan de controlar y eliminar plagas, así como de la recogida, cuidado y puesta en adopción de animales abandonados con el fin de evitar el contagio de enfermedades o infecciones que se dan en los animales y que son transmisibles a las personas.

El tratamiento, programado por barrios, presta especial atención a las zonas en las que se registran más llamadas o incidencias. En el caso de las últimas dos semanas, la brigada ha trabajado en labores de desratización y limpieza de cucarachas en Las Villas–Valparaíso o en el barrio de San Pedro. «A veces nos ocurre que, tras actuar, los siguientes días se ven más cucarachas, pero es lo normal tras actuar con el tratamiento», indica la directora del Servicio de Salud.

El tratamiento para la rata de alcantarilla está pautado, con los cebos en las alcantarillas y se compagina con la desblatización: el control de plagas de cucarachas, realizado durante estos días de calor y mayor humedad.

Con el fin de evitar el aumento de comunidades de este indeseado inquilino se llevan a cabo medidas activas que consisten en la realización de tratamientos con insecticidas, piretroides sintéticos, que generan un efecto expulsión, en las alcantarillas, donde estos insectos tratan de dejar estos días su particular confinamiento.