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Una avispa, en un higo y una higuera mediterránea.
El sorprendente caso (resuelto en Valladolid) del paciente que sufrió alergia al veneno de avispa sin que le hubiera picado

El sorprendente caso (resuelto en Valladolid) del paciente que sufrió alergia al veneno de avispa sin que le hubiera picado

El Río Hortega descubre que el afectado había consumido higos que albergaban alérgenos de insectos por el proceso de polinización

Ana Santiago

Valladolid

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Sábado, 20 de julio 2019

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La avispa se confundió. En vez de entrar en un higo macho, que no se come, lo hizo en uno hembra. El insecto entra y pierde las alas –es su destino, el proceso habitual– y muere pero sin dejar sus huevos dentro porque no dispone este fruto hembra de la forma adecuada para hacerlo. Se confundió y su muerte fue inútil.

Después, una persona arranca del árbol ese higo que sí se consume, tierno y sabroso, y sin sospechar que no es inofensivo lo saborea y disfruta. Cuando este extraño destino hace además que el fortuito consumidor esté diagnosticado de mastocitosis, la cosa realmente se complica. Esta es una patología grave y rara por su baja frecuencia. Está relacionada con una proliferación anormal de mastocitos (células cebadas, que almacenan histamina y otros mediadores químicos) en diferentes tejidos. La piel es la región que se afecta con más frecuencia y la llena de manchas. Estos enfermos deben tener especial cuidado con las picaduras de abejas o avispas porque pueden actuar como desencadenantes que agraven de forma alarmante su enfermedad.

Una batería de 42 alimentos e insectos y otras pruebas permitieron determinar el agente causante

Todo un cúmulo de casualidades que acorralaron al paciente. Presentaba hipersensibilidad al veneno de himenóptero; pero no le había picado ninguno. También mostraba alergia al higo, lo que abrió el camino a la investigación del Servicio de Alergología del Río Hortega, de la mano de su jefa, la doctora Alicia Armentia, junto al de Palencia y la Universidad de Valladolid, entre otros investigadores. Ante la posibilidad de alérgenos ocultos responsables del agravamiento de su patología se procedió a estudiar la fuente (diferentes higos de distintas procedencias) y se evaluó la posible hipersensibilidad a alérgenos de himenópteros como fuente contaminante oculta en esta fruta.

El dato

  • El estudio 'Mastocytosis and the Fig Wasp Blastophaga psenes'. (Mastocitosis por avispa del higo blastosphaga). Publicado en International Archives of Allergy and Immunology.

  • El equipo Alicia Armentia, Sara Fernandez-Cortés, Ángela Moro y Blanca Martín-Armentia del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid; Fernando Pineda, de Diater Laboratories de Madrid; Paula Mendez y Ana Porcuna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y Jorge Mendez-Alcalde de la Sección de Alergiología del Río Carrión, Palencia.

Tras un estudio alergológico profundo con pruebas de 42 aeroalérgenos y alimentos, batería fraccionada de frutas, verduras, frutos secos y venenos de himenópteros y otros insectos... hospital pudo demostrar que el factor desencadenante procedía de la avispa blastosphaga, contaminante habitual del higo.

El proceso

Así, en el caso de este paciente se descubrió un alérgeno oculto procedente de esta avispa. Explica el estudio el proceso: «Se trata de un himenóptero apócrifo de la familia Agaonidae y es esencial en la polinización de los higos. Las avispas hembras entran al sicono (parte inferir del higo) a través de su orificio natural (ostiolo), donde ponen los huevos. Al moverse polinizan las flores y mueren dentro del higo. Existen hasta 900 especies de higueras y cada una, necesita que una avispa Agaonidae –una distinta para cada especie– penetre en la inflorescencia y polinice las flores femeninas, cuya maduración posterior dará lugar a un higo».

La higuera mediterránea o Ficus carica es polinizada por esta avispa; «de tal modo que los higos no pueden madurar sin su intervención».

Destaca el equipo que «es un complejo e interesante proceso biológico de polinización con ayuda de insectos, en el que participa la llamada la avispa de la higuera. Esta evolución simbiótico, se conoce desde hace más de 6.000 años. El fruto de la higuera silvestre en realidad no es tal; es un grupo de frutos, procedente de un receptáculo carnoso que oculta en su interior a las flores, masculinas, femeninas y estériles o flores-agallas».

Insectos sin alas

Una hembra alada de la avispa o un número pequeño de ellas entran en la cavidad a través del ostiolo, reconocen las flores estériles y depositan en ellas los huevos. Primero eclosionan los machos, son ápteros y se arrastran después buscando flores-agalla con hembras. Entonces, insertan su apéndice abdominal a través de la pared de estas flores y fecundan a las hembras y a continuación cumplen la segunda tarea que la naturaleza les ha encomendado, la de abrir un camino de salida a través de la dura pared del higo, después de lo cual mueren enseguida, sin haber salido del higo.

Horas después, las hembras fecundadas salen al exterior y como para entonces las flores masculinas de la planta ya están maduras, desprenden simultáneamente el polen. «Las avispas se pringan de este polen al salir y escapan por los túneles que abrieron sus desafortunados compañeros», explica la doctora Armentia.

Las hembras son aladas y vuelan en busca de otros higos tiernos que contiene dos tipos de flores maduras y flores masculinas cerradas, entran por el ostiolo para depositar una nueva puesta de lo que será la segunda generación de avispa. Es el proceso natural. Actualmente, la mayoría de las higueras que se cultivan están intervenidas artificialmente y se ha logrado que no sea tan necesaria la acción de las avispas;pero es relativamente habitual encontrar casos de este tipo en las naturales.

Para poder entrar en el higo macho, una variante que no se come, las alas de la avispa se rompen. Las crías de la avispa también nacerán sin alas y su única función será reproducirse hasta que consigan hacer un túnel para salir al exterior y trasladar las semillas del higo a otro lugar. El problema llega cuando se introduce por error en un higo hembra en vez de macho porque muere sin dejar sus huevos y se queda ahí con su veneno.

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