Mascarillas incluso en la cola de espera en el concierto de Rozalén en Valladolid

Antes del concierto, en las inmediaciones del recinto, no se veía a nadie haciendo botellón, imagen que dista de la del sábado anterior, y en la cola para acceder a su interior los fans mantuvieron la distancia de seguridad y tuvieron la mascarilla puesta. Esa cola comenzó a formarse pasadas las ocho de la tarde, cuando la temperatura no superaba los nueve grados y ya se dejaba ver la niebla meona. Cristina y Paquita son madre e hija y han acudido juntas a un concierto de Rozalén por primera vez «porque ella es seguidora suya desde que empezó», cuenta la madre. Desde las ocho de la tarde esperan en la puerta del polideportivo Pisuerga para disfrutar del espectáculo de la albaceteña y reconocen estar «muy tranquilas porque hay muchos controles de seguridad». Destacaban que cuando apenas llevaban diez minutos esperando los organizadores colocaron carteles en los que se anunciaba la obligatoriedad de llevar puesta la mascarilla «por todos lados». «Hemos estado hablando de lo ocurrido en el concierto del otro día y creemos que hoy no será ni parecido, porque es otro tipo de concierto, por eso hemos venido a parte de porque nos encanta», añadía la hija.

La apertura de puertas se produjo a las nueve en punto y su paso por el control de seguridad fue rápido, donde no faltó el recordatorio del uso del cubre bocas «en todo momento» durante el concierto. Además, una vez dentro los asistentes podían leer en numerosas ocasiones ese mismo mensaje en los carteles impresos en el recorrido hasta la pista o su asiento en las gradas.

El público fue ocupando las localidades y la pista se llenó pero el aforo no estaba completo y muchos lo agradecían. «Yo soy sanitaria, vengo con doble mascarilla y tengo miedo, por lo que no quiero que nadie se siente a mi lado sin dejar un asiento entre medias», explicaba Sara Escanez al vigilante de seguridad mientras le agradecía que hiciese cumplir las normas.

Rozalén empezó a cantar con bastante puntualidad y los aplausos y las palmas sustituyeron a las charlas.Las mascarillas seguían en su sitio, tapando nariz y boca de todos los asistentes, incluso de los menores de edad que correteaban por la pista bajo la atenta mirada de sus progenitores o acompañantes.

El resto del concierto transcurrió con normalidad y Rozalén volvió a recordar y a agradecer que todos y cada uno de los asistentes portasen la mascarilla «para cuidarnos los unos a los otros». Las ganas de bailar fueron en aumento, la emoción también estuvo presente y los bailes se alternaban con abrazos en la pista, pero los grupos y corros de personas mantuvieron una distancia prudente y necesaria. «He venido porque sabía que sería diferente a otro día, aunque el tipo de público es diferente», explicaba David Hernández desde su asiento en la grada.

Y así, con seguridad y cumpliendo las normas, los vallisoletanos disfrutaron de Rozalén en su primer concierto con público en pie.