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Con las mesas de sus locales vacías desde el 14 de marzo y a la espera de que se despejen incertidumbres, ciertos restaurantes no se resignan a tener bajada la persiana y han optado por reconvertirse sirviendo pedidos a demanda en los domicilios. Y algunos de los que se han lanzado a probar esta fórmula han encontrado un gran aliado en el calendario, pues la celebración del Día de la Madre está disparando los pedidos de lechazo asado y menús elaborados listos para llevar a las mesas de los hogares confinados. «Estamos muy contentos porque la idea está funcionando estupendamente», comenta Roberto Muñoz, gerente del mesón Casa Pedro, en Herrera de Duero.
Por 35 euros con envío incluido sirven el cuarto de lechazo asado en el domicilio. «Asamos la pieza en nuestro horno y la trasladamos envasada al vacío, de modo que nada más hay que calentarla a 200 grados en el horno media hora con la misma salsa, y listo para comer», agrega. La fórmula está resultando un éxito y han extendido el servicio a ciudades como Málaga, Barcelona, Bilbao o Zaragoza, desde donde reciben pedidos de lechazo envasado a los que se añade el coste de envío. «Antes lo servíamos en el comedor y también algunos clientes venían a por el asado y se lo llevaban, así que lo de enviarlo a las casas –alega Roberto Muñoz– se nos ha ocurrido a raíz de esta crisis y estamos recibiendo muchas felicitaciones».
Con un aforo reducido de cuatro mesas y una pequeña barra, el restaurante Martín Quiroga lleva ocho años ofreciendo sus especialidades en guisos y una carta enfocada a los productos de temporada. Es otro de los locales que ha reconvertido su modo de acercar la comida al cliente y ahora echa mano de un taxi para trasladar las comandas desde la calle San Ignacio a donde les requieran. «Cocinamos mucho guisoteo, alubias con conejo callos, caracoles, caldereta de cochinillo, rabo de toro estofado al vino tinto... ahora es todo para llevar, aunque también pueden venir a recogerlo; llevamos así esta semana y está funcionando muy bien; de cara al fin de semana y el Día de la Madre tenemos un montón de pedidos», cuenta Nicanor Martín Quiroga desde la cocina del negocio que regenta junto a otros dos hermanos. «Es una forma de reinventarnos, estamos aprendiendo, hay que salir de esto de alguna manera».
La especialidad del pincho de lechazo es otra de las apuestas con tirón en estos días, certifican desde El Lagar de Traspinedo, que asa por encargo en su local de la calle Asunción de la capital. «No somos un restaurante, la gente encarga por teléfono y viene a recoger el pedido del pincho de lechazo, de pollo con panceta y pimiento rojo, chuletón, costillar de cerdo..., pero debido a la gran demanda ahora hacemos también reparto a domicilio por Valladolid, La Cistérniga y Laguna de Duero», comenta satisfecha Arancha Arranz. «Lo preparamos en un envase con un papel de horno que hace que la carne no se condense y llegue caliente y en buenas condiciones a las casas».
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