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El público asiste al festival en los Cines Coca. Archivo Municipal de Valladolid
Historias de aquí

Seminci al borde de un ataque de nervios

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El festival se celebró por los pelos en 1978 después de unos meses en los que estuvo en riesgo de desaparecer

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 27 de octubre 2022, 00:07

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La Seminci vivió un año de infarto en 1978. Se celebró por los pelos después de unos meses en los que estuvo en riesgo de desaparecer.

A finales del año anterior, el Ministerio de Información y Turismo anunció que se desligaba de la Semana Internacional de Cine de Valladolid alegando no querer ejercer ninguna tutela sobre la misma. Se perdía, por tanto, la importante subvención que aportaba.

Al margen de aquel asunto, la Seminci arrastraba algunas polémicas. Por ciertos prebostes de la cultura vallisoletana se hizo notar que en el festival siempre faltaba una película española, a lo que su director entre 1976 y 1977, Rafael González Yáñez, contestó que los realizadores españoles no querían venir a Valladolid. A eso se sumaba que los círculos más conservadores criticaban que las películas de la edición de 1977 habían tenido un marcado carácter político y, a mayores, que el cartel anunciador estaba confeccionado por Renau, un artista de reconocido carácter antifranquista.

Concluida la Seminci del 77, que por entonces se celebraba en abril, Rafael González presentó la dimisión alegando que se iba a crear una estructura colegiada para dirigirla y que no quería que ese nuevo rumbo tuviera la hipoteca de un director nombrado anteriormente. El 25 de octubre de 1977 el madrileño Vicente Antonio Pineda fue erigido como nuevo director Se trataba de un buen conocedor del festival, con el que colaboró anteriormente. Era propietario de la distribuidora cinematográfica Ecran, lo que generó críticas por la posible incompatibilidad de ambos cargos.

Diferentes salas en las que se celebró la Seminci. AMVA
Imagen secundaria 1 - Diferentes salas en las que se celebró la Seminci.
Imagen secundaria 2 - Diferentes salas en las que se celebró la Seminci.

Pineda advirtió inmediatamente que el festival de 1978 carecía de la suficiente financiación y reclamó 14 millones de pesetas para sacarlo adelante: en ese momento la tesorería del festival solo tenía 30.000 pesetas en caja. Al mismo tiempo se decide aplazarlo a junio para poder incluir películas del festival de Cannes, decisión que tuvo sus correspondientes críticas.

Pineda insistía en que Valladolid tenía que asumir el festival como propio y, dada la encrucijada en la que se encontraba, o se relanzaba o se dejaba morir. El alcalde, Manuel Vidal, aseguró que no la dejaría caer y que está buscando la implicación económica de empresas privadas y entidades públicas.

En el mes de marzo, Antolín de Santiago-Juárez -presidente de la Seminci- y Vicente Pineda dan un ultimátum: «o en abril tenemos 14 millones o nos vamos», y advierten del posible riesgo de que se lleven el festival de Valladolid, por lo que la ciudad tiene que encontrar soluciones.

A la izquierda, Rafael González Yáñez, director de la Seminci en 1976 y 1977. A la derecha, Carmelo Romero, personaje muy vinculado con la Seminci que jugó un papel importante en la edición de 1978. AMVA
Imagen secundaria 1 - A la izquierda, Rafael González Yáñez, director de la Seminci en 1976 y 1977. A la derecha, Carmelo Romero, personaje muy vinculado con la Seminci que jugó un papel importante en la edición de 1978.
Imagen secundaria 2 - A la izquierda, Rafael González Yáñez, director de la Seminci en 1976 y 1977. A la derecha, Carmelo Romero, personaje muy vinculado con la Seminci que jugó un papel importante en la edición de 1978.

El caso es que a fecha de 5 de abril, Vidal reconoce que no ha conseguido el objetivo de recaudar los seis millones de pesetas a los que se había comprometido, aunque hay gestiones muy avanzadas con la Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE) y con la Asociación de empresarios de la construcción (Avadeco). Insiste en que el Ayuntamiento no dejará caer la Seminci. El Norte de Castilla informa de que está en marcha una operación con 150 empresarios para que aporten cierta cantidad de dinero, que puede haber 1,2 millones del Ministerio de Cultura, 400.000 pesetas del Ayuntamiento, 200.000 de la Diputación y 20.000 de la Cámara de Comercio.

Desde luego, el festival no tenía visos de celebrarse en junio, no solo por el problema económico, sino porque iban apareciendo fallos de organización, de entendimiento y de política. Por ejemplo, el alcalde Manuel Vidal propuso que la programación incluyera películas de derechas y de izquierdas al 50%, lo que fue rechazado por el director, que también se quejó de las críticas que se le hacían por no ser de Valladolid. Alegaba que, por estas mismas razones, deberían haber dimitido todos los directores del festival de Cannes por no ser de la ciudad.

Recepción en el Ayuntamiento al final de la Seminci. El alcalde Manuel Vidal se dirige al público. AMVA

En ese clima, Vidal el 5 de mayo declara que todo está resuelto y que «mejor o peor» la semana vallisoletana de cine se celebrará sin ninguna duda, pues el Ayuntamiento se hace cargo de la misma y, de paso, acepta la anunciada dimisión del director, no así la de Antolín de Santiago-Juárez. El futuro de la Seminci lo fía a una reunión que mantendrá el día 15 de ese mismo mes con diversas entidades. Celebrado el encuentro, Antolín de Santiago-Juárez declara que no ha visto que se haya solucionado nada y varios de los asistentes dicen que había sido confusa y que el horizonte del evento no se veía nada claro.

Pero el alcalde comparece ante los medios de comunicación dos días después para anunciar un giro radical en la estructura del festival: va a dejar de tener un único director y lo comandará el Comité de Dirección. Aquello abre un debate en el que todos los partidos de izquierdas exigen que se celebre el festival y que se cree un «ente integrador» formado por partidos, sindicatos, entidades culturales, etc.

Finalmente se confirmó la nueva dirección colegiada formada Carmelo Romero (que cesó cuando fue nombrado Director General de Teatro), Rafael González Yáñez, Fernando Herrero, Germán Losada y José María Pérez. El Comité llevó la Seminci hasta que el año 1984 se puso a su frente a Fernando Lara.

Tras unos meses en los que bajaron el ruido mediático y las polémicas públicas, el 28 de octubre compareció en rueda de prensa el Comité de Dirección, en cuyo nombre intervino Carmelo Romero, para anunciar que «pese a las dificultades» se haría «un festival interesante e importante». Informó de que las promesas de Manuel Vidal se habían cumplido y que el festival no solo había recibido el apoyo económico requerido, sino también el moral «ya que por primera vez se ha conseguido que aportaciones privadas sostengan algo colectivo. Ahora solo falta que el público también responda y colabore adquiriendo abonos».

Aquella edición número XXIII se celebró entre el 25 de noviembre y el 2 de diciembre. Contó con cinco salas para proyecciones: cines Coca, Carrión, Zorrilla, Teatro Valladolid y el local de Caja Provincial de Ahorros (futura caja España). La película que se llevó la Espiga de Oro fue la francesa «¡Pourquoi pas!», dirigida por Coline Serrau.

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