Borrar
Rollo de Villalón de Campos. J. Anta

Un viaje a los ocho rollos que conserva la provincia de Valladolid

Historias de aquí ·

Tras su multiplicación por toda España durante los siglos XVI y XVII, las Cortes de Cádiz los consideraron signos del vasallaje al que había sido sometido el pueblo y decretaron su demolición, pero no en todos los lugares se acató esa orden

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 6 de octubre 2022

Una vieja copla dice: «Campanas las de Toledo, iglesia la de León, reloj el de Benavente y rollo el de Villalón». La copla tiene versiones, pero ahí queda la fama del rollo de Villalón de Campos, quizá el más artístico y monumental de España. Se levantó en los primeros años del siglo XVI. De estilo gótico flamígero isabelino, mide diez metros y se caracteriza por su rico decorado y su buena conservación. Fue declarado Bien de Interés Cultural, como la mayoría de los rollos vallisoletanos, y se ha convertido en el símbolo de este municipio terracampino.

El rollo es una columna de piedra, generalmente erigida sobre una pequeña grada, que se levantaba en los municipios que tenían capacidad jurisdiccional. Es decir, que podían administrar justicia pero indicando el poder al que estaba sujeto el pueblo: el señor feudal, la corona, el poder eclesiástico o el régimen concejil. Se suele considerar que solo se podían poner en los villazgos, municipios con cierta autonomía administrativa que podían impartir justicia y ejecutar la pena.

Los rollos también sirvieron para marcar límites territoriales, para conmemorar el momento en el que el municipio adquirió la categoría de villa o para exponer al escarnio público a aquellos delincuentes que eran condenados, pero en esta especie de variante de rollo tendríamos que hablar más bien de «picota». No obstante, en muchas poblaciones eran la misma cosa o terminaron por serlo.

De arriba a abajo, los rollos de Curiel de Duero, Bolaños de Campos y Aguilar de Campos. J. Anta
Imagen principal - De arriba a abajo, los rollos de Curiel de Duero, Bolaños de Campos y Aguilar de Campos.
Imagen secundaria 1 - De arriba a abajo, los rollos de Curiel de Duero, Bolaños de Campos y Aguilar de Campos.
Imagen secundaria 2 - De arriba a abajo, los rollos de Curiel de Duero, Bolaños de Campos y Aguilar de Campos.

Los siglos XVI y XVII fueron los tiempos en los que se erigieron más rollos en España y se implantaron en la mayoría de las principales poblaciones de los territorios españoles en América.

Las Cortes de Cádiz consideraron que aquellas columnas (que ya no tenían más función que la decorativa) eran una reminiscencia de signos de vasallaje y debían ser eliminados. Así, mediante un decreto fechado el 26 de mayo de 1813, ordenaron a los ayuntamientos la demolición de todos estos signos que hubiera en las entradas de los municipios, casas consistoriales o cualquier otro sitio «puesto que los pueblos de la Nación Española no reconocen ni reconocerán jamás otro señorío que el de la Nación misma y que su orgullo sufrirá tener a la vista un recuerdo continuo de humillación».

Pero no todos los municipios hicieron caso de aquella orden y, producto de tal desacato, España  conserva unos 150 rollos. Ocho de ellos se encuentra en Valladolid: Aguilar de Campos, Bolaños, Curiel de Duero, Mayorga, Simancas, Torrelobatón, Valdearcos de la Vega y Villalón de Campos. Mas, en la casa consistorial de Villalar de los Comuneros, se conserva la cabeza del rollo que tuvo en su día el municipio, del siglo XV, en el que la leyenda dice que fueron ajusticiados los capitanes comuneros sin que haya documentación alguna que lo acredite

El de Mayorga se fecha en el primer cuarto del XVI. Es una sobria pero esbelta columna decorada con la representación de cuatro bestias legendarias, y está rematado con una especie de templete.

Valdearcos de la Vega, Torrelobatón y Simancas. J. Anta
Imagen principal - Valdearcos de la Vega, Torrelobatón y Simancas.
Imagen secundaria 1 - Valdearcos de la Vega, Torrelobatón y Simancas.
Imagen secundaria 2 - Valdearcos de la Vega, Torrelobatón y Simancas.

En Bolaños de Campos, se yergue el más austero de los rollos terracampinos. Se asienta sobre un podio de seis escaleras. Es de finales del XV y está rematado con cuatro cabezas de león que apuntan hacia todos los puntos cardinales, alegoría que, como ya hemos visto, se repite en Mayorga.

El rollo de Aguilar de Campos, gótico y también  del XV, se halla a los pies de la iglesia de San Andrés, acaso el edificio mudéjar más interesante de todo Valladolid. En 1979, iglesia y rollo se declararon Bien de Interés Cultural.

Curiel de Duero, puerta del Valle del Cuco,  tiene en su entrada un rollo del siglo XVI  al que parece que le falta el remate, pero que muestra en su coronación el escudo de los Zúñiga o Estúñiga, cuyo palacio se puede ver en la plaza principal del municipio, bien es verdad que solo quedan los muros de piedra.

Adentrados en el Valle del Cuco, Valdearcos de la Vega, uno de los cinco municipios del valle, conserva en su plaza el rollo que podríamos considerar renacentista y que está rematado por una cruz de hierro forjado.

Torrelobatón recuperó en 2007 su rollo, que durante décadas estuvo en la finca que Rafael Cavestany, ministro de Agricultura desde 1951 a 1957, tenía por estos lares. Instalado frente a la Casa Consistorial tras su recuperación por el municipio, finalmente se reubicó en su emplazamiento original: la entrada del pueblo por donde viene la Cañada Real Leonesa Occidental.

Por último, medio enmascarado entre restos antiguos de la villa y las viviendas, Simancas conserva en la parte alta de su caserío un sencillo rollo coronado por salientes semejantes a una cornisa.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Un viaje a los ocho rollos que conserva la provincia de Valladolid

Un viaje a los ocho rollos que conserva la provincia de Valladolid