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Vox no tuvo la idea original de declarar festivo el día de Santiago Apóstol en lugar del de Villalar en 2023, ni fue Luis Fuentes, presidente de las Cortes entre 2019 y 2022, el primero en calificar despectivamente la fiesta de Castilla y León como «San Ikea». Ambas ocurrencias, en efecto, vienen de atrás: la primera, de 1986, coincidiendo con la decisión del primer ejecutivo autonómico, presidido por el socialista Demetrio Madrid, de fijar por ley la fecha del 23 de abril como el Día de la Comunidad. Y lo de «San Ikea» procede de otras fuentes, y no del salmantino Fuentes: concretamente, de los leonesistas de la UPL. Veámoslo con más detenimiento.
A la Comunidad Autónoma se le acumulaban los problemas desde mucho antes de la aprobación de su Estatuto, el 25 de febrero de 1983. A los movimientos separatistas de León y Segovia, apoyados en esos primeros momentos por miembros de la Unión de Centro Democrático y de Alianza Popular, se sumó la reacción de una parte de la sociedad burgalesa en contra de la decisión, plasmada en el primer proyecto de Estatuto, de establecer en la villa de Tordesillas la sede de las instituciones autonómicas, sobre todo porque hasta ese momento, la presidencia del Consejo General de Castilla y León había residido en el Palacio burgalés de la Isla. Como reacción, se creó una «Junta pro Burgos Cabeza de Castilla», liderada por José María Codón, presidente de la Caja de Ahorros del Círculo Católico, y el alcalde, José María Peña San Martín, militantes ambos de UCD, que proponía crear una Comunidad Autónoma que abarcara exclusivamente a las provincias de Castilla la Vieja y que tuviera su sede en Burgos.
Si el grupo parlamentario popular reaccionó a la aprobación, en las Cortes autonómicas, de la Ley 3/1986, de 17 de abril, que fijaba el 23 de abril como fiesta de Castilla y León proponiendo como alternativa el día de Santiago o el de San José, la polémica subió de tono cuando la Junta burgalesa, además de repetir dicha propuesta, aseguró en un comunicado que «en Villalar lucharon parte de los comuneros, en plena desorganización y huida después de rebelarse contra todo y contra todos (…); numerosos ayuntamientos, entidades santiaguistas y el pueblo desean que se siga celebrando la festividad de Santiago y que el Día de Castilla no sea ese símbolo de la desintegración, falta de unidad y de derrota que supone Villalar».
Aún más. En septiembre del año siguiente, la formación política Solución Independiente, creada por el citado Peña y ganadora por abrumadora mayoría en las elecciones municipales en Burgos, proponía, a través de sus diputados provinciales, que la fiesta de Villalar fuera sustituida por la de Santiago Apóstol o San Fernando: «Villalar es un ejemplo de las devociones socialistas, pero para los que tienen mejor conocimiento de la historia es recuerdo de enfrentamientos y vergüenza», aseguraba. En su escrito, que constaba de tres puntos, solicitaba a la Diputación de Burgos que se dirigiera a la Junta pidiendo la restitución del día de Santiago como fiesta a todos los efectos; igualmente, que eliminara el 23 de abril como fiesta de la región, y que el Gobierno autonómico encargara un estudio a los cronistas de la Comunidad para implantar una fecha nueva. Esta podía ser, según Solución Independiente, la festividad de San Fernando, el 30 de mayo, o la de Santiago Apóstol, el 25 de julio.
Por otro lado, los colectivos leonesistas, que siempre han despreciado Villalar, son los principales promotores de la fiesta del 24 de abril como alternativa, al sostener que aquel día, pero de 1808, los leoneses fueron pioneros en rebelarse en las calles contra los franceses y solicitar el regreso de Fernando VII. La Unión del Pueblo Leonés lo apoya con ardor, hasta el extremo de que fue Eduardo López Sendino quien, en abril de 2016, como secretario general de la formación leonesista, tildó la fiesta de Villalar de «San Ikea», afirmando que cada 23 de abril, cientos de leoneses, en lugar de asistir a la campa, se desplazan a Asturias para disfrutar de los comercios abiertos. Tres años más tarde era Luis Fuentes, entonces presidente de las Cortes, quien, para atacar a Villalar, echaba mano de ese mismo calificativo, generando una auténtica polvareda política.
Pocos se acuerdan, por último, de la ocurrencia lanzada a finales de mayo de 2006 por el entonces alcalde de Salamanca, el 'popular' Julián Lanzarote, cuando, aprovechando la concesión de la Medalla de Honor de Salamanca al Regimiento de Ingenieros número 11, propuso el cambio de fecha del día de Castilla y León del 23 de abril al 30 de mayo, festividad de San Fernando, señalando que fue Fernando III 'El Santo' quien unificó definitivamente los antiguos reinos de Castilla y León. Incluso señaló que mantener la fecha del 23 de abril como fiesta regional era «absurdo, como el belga por soleares de la canción de Sabina». A esta propuesta se sumaron los entonces alcaldes de León, Mario Amilivia (PP), para quien «el 23 de abril tiene poco, o nada que ver con León. Se celebra porque es una fecha impuesta, pero nada más», y el de Segovia, Pedro Arahuetes (PSOE), que, además de sentirse más segoviano que castellano, sostenía que la celebración de Villalar era poco apropiada por derrotista, , por lo que proponía celebrar una victoria o una efeméride más positiva.
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