Aquella avalancha de marroquíes fue diferente
Crisis migratoria y diplomática ·
La Marcha Verde impulsada por el rey de Marruecos en noviembre de 1975 tenía un claro objetivo territorial, hacerse con el SáharaEn Historia, las comparaciones las suele cargar el diablo. Lo digo porque la crisis desatada el pasado martes con Marruecos ha traído como consecuencia la inevitable marejadilla de opinadores y políticos que hablan ya de una segunda Marcha Verde dirigida a conquistar España. Como si la avalancha de marroquíes sobre Ceuta, alentada por la pasividad de las fuerzas de seguridad magrebíes, fuera equiparable a la operación impulsada en noviembre de 1975 por Hassan II para hacerse con el Sáhara, un territorio que entonces poseía nuestro país.
Aquel episodio, en efecto, fue de naturaleza distinta, por más paralelismos que se puedan encontrar con lo sucedido esta semana. Porque ocurrió en un contexto de desgaste imparable de la dictadura, con un Franco gravemente enfermo y un Gobierno, presidido por Arias Navarro, sumido en los desafíos de una presión social y política que lo abocaba a la apertura democrática.
Para entenderlo en sus justos términos hay que retrotraerse en el tiempo hasta finales de los años 50, cuando Guinea y el Sáhara fueron declaradas provincias españolas. Pero la situación, en medio de un proceso internacional de descolonización, era francamente insostenible. Por eso, en 1963 el gobierno español concedió a Guinea cierta autonomía, y cinco años después, convocó un referéndum que le otorgó la independencia.
El Sáhara, poblado por una decena de miles de nómadas, parecía entonces más controlable. Todo comenzó a cambiar cuando se descubrieron importantes yacimientos de fosfatos y comenzaron a chocar los intereses marroquíes y mauritanos por el control del territorio. En 1970, un año después de hacerse con el Ifni, el rey alauí Hassan II anunció que su siguiente conquista sería el Sáhara. La fórmula propuesta por España para descolonizar el territorio era un referéndum de autodeterminación similar al celebrado en Guinea, pero Hassan II se oponía aduciendo la presencia de marroquíes la zona en tiempos remotos. En 1973 se creó el Frente Polisario, una organización de ideología anticolonial opuesta al dominio marroquí del Sáhara Occidental.
El movimiento masivo magrebí se produjo con Franco en estado muy grave y el Gobierno español descolocado
Dos años después, concretamente el 17 de octubre de 1975, Hassan II convocaba una «marcha popular y pacífica» de 350.000 marroquíes hacia el Sáhara –el 10% serían mujeres, anunciaba este periódico– como respuesta a la resolución del Tribunal Internacional de la Haya, favorable a la tesis española del referéndum de autodeterminación. Mientras Argelia instigaba la independencia del Sáhara para influir en su política y España solicitaba a la ONU una fecha para el referéndum, Estados Unidos se postulaba neutral y demandaba una resolución pacífica y dialogada del conflicto. Manu Leguineche, enviado especial a El Aaiún, relataba en este periódico el fervor de los marroquíes por lanzarse a una «Marcha Verde» que ya el 21 de octubre contaba, según sus cálculos, con más de 580.000 voluntarios. «Dentro de muy poco nos reuniremos con nuestros hermanos del Sáhara», le decían al periodista. Hassan II avisaba: aunque sería una marcha pacífica, ejercerían la legítima defensa en caso de ser atacados por fuerzas no españolas, en referencia al Polisario.
Para José Jiménez Lozano, autor de la Nota Internacional publicada por este periódico el 22 de octubre, la Marcha Verde no era más que una estrategia del rey alauí para mantenerse en el trono contentando a los partidos nacionalistas, para lo que había recurrido a dar a la movilización un carácter religioso que «envenena todavía más las cosas».
Mientras Manu Leguineche y David Solar enviaban crónicas sobre los preparativos de la Marcha, el profesor de la Universidad de Valladolid Alberto Herrero advertía de las incongruencias de la misma con el Derecho Internacional. Los acontecimientos, sin embargo, discurrían en un sentido contrario a los intereses españoles, por más que Juan Carlos de Borbón, entonces príncipe de España, insistiera en Ceuta sobre la voluntad de «proteger los legítimos derechos de la población saharaui».
La Marcha Verde comenzó oficialmente el 6 de noviembre de 1975, con Franco en extrema gravedad –falleció el día 20– y un Gobierno descolocado. A las 11:30 de ese mismo día, la vanguardia de los más de 350.000 «marchadores» se situaba ya a un kilómetro de los campos de minas establecidos por el Ejército español. Como señalaba este periódico, avanzaban hacia El Aaiún con más rapidez de la esperada. Aunque tres días después Hassan II ordenaba la retirada de su gente, lo cierto es que ya había logrado su objetivo. Poco tiempo después, España se retiraba del Sáhara y Marruecos y Mauritania se disputaban el territorio.
La salida de este último país centraba el conflicto entre Marruecos y los independentistas del Frente Polisario, a quienes, por su ideología socialista, apoyaban Argelia y la Unión Soviética. Las consecuencias, en un contexto internacional de Guerra Fría y enfrentamiento entre bloques, no se hicieron esperar: Estados Unidos no tardaría en mostrar sus simpatías hacia los intereses marroquíes.
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