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Se enfrentaba a penas de hasta ocho años de prisión, los que solicitaban la Fiscalía y la acusación particular, y ha sido condenado a 21 ... meses. David Prieto García, contable de un grupo empresarial entre 2008 y 2017 (año en el que fue despedido de forma procedente tras descubrir el administrador único documentos falsificados), ha sido condenado un año y nueve meses de cárcel por apropiarse de más de 300.000 euros del grupo empresarial (Evento Organización de Servicio Pleno, Factoría de Proyectos I+D, Castilla Tour and Tour y Gestión Integral) y de un delito continuado de falsedad en documento mercantil.
Asimismo, también ha sido condenado, en el ámbito de la responsabilidad civil, a indemnizar a las entidades que integran el grupo a 252.667 euros. Además, el contable ha sido absuelto del delito de falseamiento de cuentas.
David Prieto, que no reconoció los hechos, alegó que «cuando el grupo empresarial tenía problemas de liquidez, adelantaba el dinero de mis cuentas y una vez que se recuperaba, me lo volvía a ingresar. La sociedad aún me debe 13.000 euros», agregó en la primera sesión de la vista oral.
El contable, que tenía las claves electrónicas de todas las cuentas bancarias al ser amigo del empresario por aquel entonces, fue contratado en 2008 por el grupo para llevar las cuentas de las diferentes sociedades, momento en el que se registraron las primeras transferencias de las cuentas de las empresas a las de David Prieto. «Con la crisis, a partir de agosto de 2012 y principio de 2013 había problemas de liquidez. Se consiguieron contratos con administraciones públicas que tardaban en pagar. En 2013, en plena crisis económica, había unos impagos de 350.000 euros», recalcó.
Entre los pagos que se efectuaron desde las cuentas del grupo empresarial en los años que David Prieto ejerció de contable destaca el pago de 30.000 euros a Bodegas Arzuaga para la celebración de la boda del contable. «Hice una transferencia desde una de las cuentas. Cuando me dieron los regalos de la boda en dinero, devolví en metálico esa cantidad», explicó el acusado. Ese hecho lo negó el administrador único. «Entre las cosas que he conocido tras ser despedido es que pagué la boda de David. Nunca me devolvió ese dinero en metálico».
Durante ese periodo, la crisis también afectó al grupo empresarial, que repercutió en un ajuste de las nóminas para afrontar la situación económica. «Las nóminas de los trabajadores siempre se pagaban porque se priorizó a los empleados. Además, la falta de tesorería se cubría con mis tarjetas y así poder pagar a los proveedores», añadió David Prieto, que también negó que recibiera el dinero efectivo de las entradas del Museo del Toro o de la Íscar Cup de 2016. «No he recibido dinero en metálico», continuó.
Precisamente, del Museo del Toro y de la competición deportiva, el contable se habría apropiado de 6.000 y 18.000 euros, respectivamente, así como de dos cheques al portador de 2.000 euros que David Prieto no reflejó en la contabilidad, incorporándolos a su patrimonio. «David no estaba autorizado en ninguna cuenta, pero no necesitábamos hacer ningún apoderamiento. De haber sabido esos movimientos, no lo hubiera permitido. Aquí, el único patrimonio con el que se ha avalado era el mío. Cuando faltaba liquidez, yo rescaté un fondo personal antes del 2010. No he necesitado que David financiara nada», agregó el administrador único, Jesús María Gómez Merino, que reconoció haber encontrado documentación «con una burla falsificación de mi firma».
Ante esta sentencia cabe recurso de apelación para la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Castilla y León.
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