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Charo Chávez, en su silla de portavoz de Sí se Puede en el Pleno. Alberto Mingueza
Charo Chávez: La irrupción de un modelo nuevo

Charo Chávez: La irrupción de un modelo nuevo

Portavoces municipales: rivales y obligados a convivir ·

«Traíamos la imagen de los perroflautas y eso lo hemos disipado»

Antonio G. Encinas

Valladolid

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Sábado, 3 de marzo 2018

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Cuando alguien llega a la política municipal suele tener un ‘cicerone’, un veterano del grupo que ejerce de guía para las cosas rutinarias. Pero Sí se Puede llegó desde la calle, con tres concejales y sin experiencia de ningún tipo en política. Y claro, para empezar había que ir al Pleno. «Durante casi los dos primeros meses casi no teníamos ni espacio, ni ordenadores. Era un espacio en el que antes había estado el Partido Popular, que tenía organizadas las cosas de otra manera, y era bastante complicado. Y el primer Pleno fue demasiado pronto, en mi opinión, porque fue llegar y había que fajarse en el Pleno, con los tiempos, controlando ese protocolo que a veces es demasiado teatralizado». Porque a veces las dificultades al llegar a una nueva plaza surgen de lo más cotidiano. «El Pleno es complicado, llegar ahí, verte con un montón de mociones, no sabías cuánto era el tiempo, ni si alguien nos iba a dar la entrada o no... Cosas tan sencillas como esa», rememora Charo Chávez.

En su caso, además, se unía un aspecto externo: la fama que arrastraban por los eslóganes despectivos pegados a Podemos. «Entrábamos con el estigma de los radicales y los perroflautas, la gente nos tenía un poco de miedo. Y ahora hay muchos compañeros y compañeras, que o bien son bedeles o están en alguna oficina, que nos dicen que qué majos o qué educados somos», comenta con una sonrisa.

«Honestamente, me daba un poco de pudor llegar a un sitio y decir ‘soy la concejala’. No estoy acostumbrada a pedir las cosas así, pero lo cierto es que todo el mundo agradecía que te presentaras porque así todo el mundo sabe dónde está. Hemos tenido muchas ayudas», explica.

«Irrumpimos con mucha fuerza pero no teníamos ese enganche con muchas asociaciones que otros partidos sí tenían»

Luego llegó la segunda parte. Enfrentarse a los debates acalorados al mismo tiempo que se apoyaba el cambio de Gobierno municipal sin entrar a formar parte de él. «El Pleno es complicado, llegar ahí, verte con un montón de mociones, no sabías cuánto era el tiempo, ni si alguien nos iba a dar la entrada o no... Cosas tan sencillas como esa. Y ponerte con un micrófono y ante gente que llevaba muchos años en la política y que parece que controlan todo. Y tu desconocimiento de la propia institución. No fue nada fácil. Nosotros irrumpimos con mucha fuerza pero la verdad es que quizá no teníamos ese enganche con muchas asociaciones que otros partidos por su trabajo en la ciudad sí que tenían. Hemos tenido que hacer un trabajo porque hay que contactar con la gente y mantener la confianza y el vínculo. Y la confianza se hace a través de trabajo, de escucha y de cumplir lo que se promete».

Charo Chávez entra al primer Pleno del mandato.
Charo Chávez entra al primer Pleno del mandato. Henar Sastre

En su caso, un factor a su favor es que se han convertido en un partido imprescindible a pesar de tener tres concejales. «En nuestro caso ha sido una ventaja poder ser propositivos desde la posición que tenemos, para bien o para mal, porque a veces uno puede quedar desdibujado».

Proposiciones, ideas, sugerencias que provienen muchas veces del contacto directo con asociaciones y movimientos vecinales, con los que Sí se Puede tiene una cierta afinidad. El caso es que después hay que confrontar esas ideas con la realidad presupuestaria y burocrática del Ayuntamiento, lo que no siempre resulta sencillo. «Sinceramente, ha sido mucho más complicado de lo que pensábamos porque el Ayuntamiento, desde el punto de vista de la burocracia, es un monstruo enorme. Todo es mucho más lento de lo que piensas, todo depende de que haga un informe este o el otro... Y nosotros además entramos sin experiencia desde el punto de vista político, ni desde el punto de vista técnico en el Ayuntamiento, sin un grupo con una serie de personas que conocieran el trabajo, desde saber quién te tiene que dar tal papel o a quién tienes que recurrir para pedir algo».

Uno de los inconvenientes que tiene el pertenecer a un grupo más pequeño es que el día a día llena las agendas de actividades. Y claro, es imposible llegar a todo. «No siempre podemos llegar a todos los sitios porque somos muy pocos y no es que te institucionalices, hay que encontrar el equilibrio. El trabajo que se hace dentro hay que conocer cómo hacerlo para que sea posible. Y luego estar en la calle», explica la portavoz de Sí se Puede. Para hacer posible esta dualidad, a veces, no queda más remedio que poner todas las facilidades. «Intentamos mantener un contacto bastante personal, mucha gente de las asociaciones tiene mi teléfono personal, con lo bueno y lo malo que eso supone. Me parece que eso es lo más difícil que tenemos, que nadie piense que lo estás dejando de lado».

Una pausa durante la entrevista.
Una pausa durante la entrevista. Alberto Mingueza

Mantener la identidad es una de las grandes obsesiones de Sí se Puede. No sucumbir, por así decirlo, a la política de moqueta. «Hay políticos en el Ayuntamiento que no han hecho otra cosa en la vida que estar en política y es muy difícil cambiar eso. Y todos los clichés y las formas de funcionar son desde el puesto que ocupan desde hace años. Y además hemos entrado gente nueva, ha habido un cambio de gobierno, y algunos no lo han asimilado porque han pensado que esto iba a ser siempre de la misma manera. Hay cosas que se han relajado, pero hay políticos que siguen funcionando con los mismos estándares», asegura Chávez. Aunque el hecho de que, de pronto, un ayuntamiento con tres grupos pase a tener cinco y un concejal no adscrito, ha cambiado bastante las reglas del juego y el comportamiento de los ediles, asegura. «Aquí todos los concejales, de todos los partidos, nos encontramos en actos, en las fiestas de los barrios, en otros espacios, y eso te obliga a tener una relación diferente. Y además la forma de hacer de los que hemos llegado de fuera ha proporcionado una naturalidad que faltaba. Veo a concejales del PP que están más ‘naturalizados’ que hace años».

«Por suerte creo que con la irrupción de más partidos y gente joven se ha dado esa ventaja de darse cuenta de que cualquier ciudadano puede llegar a un espacio político y trabajar por la ciudadanía. Y la ciudadanía también llega mucho mejor porque te ve parte de la gente normal, no como una casta», concluye.

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