

Café y pincho al resguardo de estufas y mamparas en Valladolid
Los vallisoletanos desafiaron al frío y respondieron a la llamada de los cerca de mil negocios hosteleros de la provincia que este viernes habilitaron sus terrazas al aire libre tras casi un mes cerrados
No había terminado Jorge San Juan de montar la terraza de Periquete, el establecimiento que regenta en el Paseo de Zorrilla, cuando los primeros clientes aguardaban para tomarse el primer café. Sabía que, un mes después de que el coronavirus pusiera de nuevo el candado a sus negocios, «había ganas» de reencontrarse en los bares, de volver a tomarse un vermú con amigos y compañeros de trabajo, «pero no tanto». «La respuesta ha sido bastante buena. Desde que estábamos encendiendo las estufas ya teníamos a gente esperando y tenemos reservas de comidas para todo el puente».
Este hostelero fue uno de los cerca de mil en la provincia que, según estimó la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid (el 70%de unas 1.500, como aseveraron), este viernes apostó por habilitar su terraza al aire libre en el primer día de alivio en las medidas restrictivas.
El tiempo no acompañó –el termómetro rozó los cero grados durante buena parte de la jornada–, pero los vallisoletanos, salvo momentos puntuales, como a media mañana, se volcaron en el regreso «a medio gas» de la restauración, como coincidieron varios profesionales del sector. «Creemos que el puente va a ser bueno, pero tampoco sabemos muy bien cómo nos va a ir, ha sido un poco abrir a ciegas», comentó el propietario de Periquete, al tiempo que reconoció que, aunque «es mejor tener las terrazas abiertas a no tener nada, esto no va a ser la panacea». «No dejamos de estar en Valladolid y en diciembre. Habrá 'boom' por el tema del puente, pero a ver cómo estamos el miércoles, que es cuando veremos el termómetro real de lo que nos espera a partir de ahora», apuntó.
Las frases
«La terraza es un servicio más y la gente está respondiendo. No entiendo por qué fuera sí se puede y dentro no»
Mario Aguado, cafetería Velvet
«Habrá 'boom' por el puente, pero no dejamos de estar en Valladolid y en diciembre. El miércoles veremos lo que nos espera»
Jorge San Juan, bar periquete
«No es viable abrir, no es que no queramos. Con este frío, ¿alguien se va a sentar a comer en el exterior? Yo lo veo imposible»
Leticia del Campo, restaurante El Balcón de Daniel
Los que más notaron ese recibimiento fueron los que cuentan con un cerramiento de terraza y los que se aprovisionaron de estufas. En las que están 'a ras', por el contrario, se registró menos afluencia. El frío apretaba y, aunque la clientela intentaba resistir y plantar cara al temporal, muchos apresuraban la consumición para ponerse a resguardo.
En el otro extremo, mesas y sillas apiladas, 'recluidas' bajo cadenas y candado. Fue una estampa repetida en numerosos locales hosteleros de toda la ciudad. Porque no todos los profesionales pudieron regresar este viernes tras la barra de sus bares. No les rentaba. «Hay muchos que no tienen posibilidad de terraza y han seguido con el café para llevar y otros que han puesto una mesa alta a la puerta por si alguien quería tomarse algo», subrayaron fuentes de la asociación de hosteleros.
En pleno Paseo de Zorrilla se evidenciaron las dos caras de la moneda en el sector vallisoletano. Mientras unos camareros servían desayunos y almuerzos, a apenas cincuenta metros tan solo ponían cafés para llevar, como desde hace unas semanas. Era el caso de El Balcón de Daniel, cuya dueña, Leticia del Campo, admitió que «no es que no queramos, es que no es viable abrir». «Somos los primeros que queremos trabajar porque estamos asfixiados, con la soga al cuello, pero ¿tú te crees que con este frío se va a sentar alguien a comer en una terraza? Yo lo veo imposible», sentenció la gerente de este bar–restaurante.

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«¿Se puede ir al baño?»
Este primer día fue también el de las dudas. «¿Se puede ir al baño?», cuestionó un hombre, de unos 60 años, al dueño de un bar en Plaza de España. La respuesta, de «sentido común»: sí. «La terraza es un servicio más para nuestros clientes, y seguimos fundamentalmente con el café para llevar», afirmó Mario Aguado, de cafetería Velvet, mientras incidió en que «no hemos parado, la gente ha venido y la respuesta ha sido bastante buena». «Lo que no acabo de entender es por qué no nos dejan servir dentro y sí fuera», señaló.
La hostelería se divide. Quienes no tienen posibilidad de terraza, se resignan, en su mayoría, a continuar sirviendo café para llevar. Pero todos, con la mirada puesta en cuándo podrán retomar el pulso previo al último cierre total.
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