Asociación Fotográfica Vallisoletana: la agrupación con más objetivos de Valladolid

Casi todas los colectivos nacen con un objetivo.En la Asociación Fotográfica Vallisoletana tienen –literalmente– muchos más.Como mínimo, los ochenta de las cámaras de fotos de sus socios. El colectivo nació en 1952, de la mano de un grupo de médicos que compartían afición por los negativos, los encuadres, los flashes y la obturación. «El primer presidente fue el pediatra Nemesio Montero y su sede estaba en las instalaciones frente al Palacio de Santa Cruz que son parte de la Universidad».

Cuando la institución académica recuperó estos espacios para aulas y el museo, la Asociación Fotográfica Vallisoletana buscó cobijo en una nueva ubicación. Se mudaron a un bajo de la calle Pólvora 17, donde está su sede desde entonces.Allí cuentan con archivo, espacios de reunión y un laboratorio donde revelar sus trabajos.«Porque todavía hay muchos socios que apuestan por lo analógico», explica Ángel Pérez, en la agrupación desde 1986 y como presidente desde 2019.«Lo digital es hoy mayoritario. También más cómodo y rápido.

Pero todavía hay algo mágico en revelar una fotografía, en meterse en un cuarto oscuro y que luego la imagen salga en un papel.Incluso hay muchos jóvenes que se vuelven a sentir atraídos por lo analógico», indica Pérez, quien subraya un claro problema en la alternativa digital.«Hay muchas fotos que se pierden.

Hacemos millones con el móvil, pero luego, si no las imprimimos o ampliamos, con el tiempo acaban desapareciendo». La asociación organiza los jueves fotográficos, un encuentro mensual en el que uno de los socios muestra su trabajo a los compañeros en formato audiovisual.También preparan exposiciones colectivas (como la que este mes ha tenido lugar en el centro cívico José María Luelmo), salidas para ver muestras de diversos artistas o excursiones para buscar inspiración.

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