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Patricia Robledo, José Feliciano Borrego y el pequeño Alejandro, en el Centro Fluir
Una educadora social y un experto en desarrollo personal aúnan intereses y emprenden juntos

Una educadora social y un experto en desarrollo personal aúnan intereses y emprenden juntos

Patricia Robledo y José Feliciano Borrego fundaron el mes pasado Centro Fluir, donde ayudan a las personas y empresas en sus relaciones

laura negro

Domingo, 11 de diciembre 2016, 12:58

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Centro Fluir es una empresa de reciente creación. Abrió sus puertas en noviembre como centro de desarrollo personal y profesional. Está dirigido por la pareja formada por Patricia Robledo (44) y José Feliciano Borrego (42). Juntos han logrado crear, en un ambiente cercano y auténtico, la empresa en la que desarrollar sus sueños profesionales.

Patricia es educadora social, pasión que heredó de su madre, Isabel, profesora ya jubilada. Está convencida de que la educación ofrece un sinfín de oportunidades para crear conciencia y cambiar las cosas a mejor. Recuerda que, de pequeña, su casa estaba llena de libros sobre educación. Uno de ellos, El niño feliz, la marcó desde que lo leyó a los 16 años, fijando el rumbo que debía tomar su vida.

Ha sido teleoperadora, formadora en una ONG y su último empleo fue como camarera hace más de dos años. Se quedó en paro y, ya sin prestación ni ayuda familiar, en febrero de 2016 se dio de alta como autónoma para ejercer su verdadera pasión: hacer escuela de padres. «Empecé en el salón de mi casa. Estaba a punto de dar a luz, pero eso no me desanimó en absoluto», comenta.

La vida profesional de José Feliciano también está plagada de experiencias. La pasión por el deporte se despertó dentro de él a muy temprana edad. Durante un tiempo fue atleta profesional, pero una grave lesión impidió cumplir su sueño de ir a las Olimpiadas. Ha trabajado como profesor de diseño gráfico, responsable técnico de empresas y DJ.

«Mis últimos trabajos han sido como jefe de ventas en el sector de la automoción. Me di cuenta de que aquello no era mi mundo porque las empresas están enfocadas al beneficio y descuidan su mayor activo, el equipo humano. Las empresas deben dar más valor a las personas, para que estas, a su vez, generen valor», relata.

Desde su etapa deportiva, le atraía el coaching y, en 2015, decidió estudiar las especialidades de Coaching PNL e Inteligencia Emocional y Coaching de Relaciones. «Me gusta el yoga y la filosofía budista; me ayudan a equilibrar las emociones y la mente. Me considero un entrenador de la personalidad y ayudo a canalizar las emociones, pero jamás puedo tomar decisiones por la otra persona», especifica.

No se había planteado dedicarse a ello profesionalmente, pero amigos y allegados recurrían a él cuando tenían algún problema y fue cuando tomó la decisión. «Estamos en un momento en el que parece que todo el mundo es coach. Yo prefiero decir que soy experto en desarrollo personal y profesional. El coaching es una herramienta más de todas las que utilizamos».

Compartían las mismas inquietudes y, por ello, decidieron fundar la Asociación Adasara Educa, con la que acompañan a las personas a cumplir sus objetivos a través de la inteligencia emocional y el coaching familiar y de relaciones.

Finalmente, decidieron constituirse también como empresa y así crearon Centro Fluir, donde ayudan a las personas y empresas en sus relaciones. Para ello, utilizan las herramientas que sean necesarias, como el coaching, la PNL, inteligencia emocional, exploraciones del inconsciente, mindfulness o el pensamiento sistémico. «Ofrecemos un servicio amplio y completo, apoyándonos en la escucha activa y en la intuición, fundamentales para lograr el desarrollo personal».

La importancia de la conciliación

Sus tareas están bien repartidas: Patricia imparte la escuela de padres y lleva la administración, mientras que José Feliciano se dedica al desarrollo personal, profesional y deportivo de las personas, a la comunicación y gestión de redes sociales. «Muchos padres nos piden que les enseñemos a que los niños obedezcan, pero nuestro objetivo no es ese; es que, de mayores, sean felices y equilibrados. La base de la escuela de padres es la emoción del niño», subraya la educadora.

José Feliciano se dio de alta como autónomo en septiembre. «Actualmente tengo una bonificación en la cuota mensual. Esa rebaja me ha dado un importante margen económico que me ha permitido invertir en el proyecto», explica este emprendedor, quien también se ha podido beneficiar de la compatibilidad con la prestación por desempleo.

«Esta opción me pareció más conveniente a nivel financiero que la capitalización del paro», aclara. Además, ambos han participado en el Programa de Formación CREA del Ayuntamiento de Valladolid y han solicitado una beca, aún pendiente de resolución.

Para ellos, la conciliación familiar es fundamental. Así, su hijo Alejandro, de seis meses, está presente en muchas de las actividades del Centro Fluir. «Cuando doy escuela de padres, la imparto con el niño. Todos los que vienen son padres y entienden la necesidad de conciliar. A nadie le extraña. Es algo que hay que normalizar», explican.

También han formado un club de padres con el que se reúnen una vez al mes. «Emprender significa renunciar a una seguridad y a unos horarios, pero ambos estábamos dispuestos a pagar ese precio y ser coherentes con nuestros valores. Trabajar con, para y por las personas es algo que nos apasiona y nos encanta poder vivir de ello».

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