«Valladolid no necesita grandes intervenciones, salvo la del ferrocarril»
El arquitecto José Antonio Hoyuela Jayo recibe en México la Mención de Honor de la II Bienal de Arquitectura del Paisaje
l. negro
Lunes, 14 de noviembre 2016, 19:25
Llegó a Valladolid de su Santander natal para cursar sus estudios de arquitectura y aquí inició su andadura profesional y formó su familia. Actualmente vive a caballo entre la capital del Pisuerga y Brasil, donde ha montado su empresa Teryssos Do Brasil LTDA, con la que está cosechando grandes éxitos profesionales. Es José Antonio Hoyuela Jayo (49), doctor en Arquitectura por la Universidad de Valladolid y arquitecto urbanista por la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil).
A él se le deben 16 proyectos de ordenación del territorio en nuestra región, algunos tan destacados como el Plan Regional del Valle del Duero, las directrices urbanísticas de Segovia o las de Valladolid, que fueron premio europeo de urbanismo. Pero la crisis llegó y embistió con dureza al sector, haciendo que muchos de sus proyectos no vieran la luz por la falta de apoyo y de ayudas de la administración. Hoyuela Jayo, como tantos otros profesionales, tuvo que emigrar en 2013.
Su destino fue Brasil. Allí, su primer encargo consistió en la realización, junto con otros profesionales, de un proyecto dirigido a la declaración como Patrimonio de la humanidad de la UNESCO del Complejo Moderno Pampulha, en la capital del estado brasileño de Minas Gerais, Belo Horizonte. «Ha sido la declaración más rápida de la ONU a un paisaje natural como patrimonio de la humanidad», explica orgulloso durante su reciente visita a nuestra ciudad.
Hoyuela Jayo es experto en la rehabilitación y puesta en valor del patrimonio cultural, en la planificación ligada al paisaje, en cartografía histórica y digital y en desarrollo de sistemas de información geográfica. Pronto llega a sus manos el proyecto de reparación del Parque Municipal Américo Renné Giannetti, protegido como paisaje cultural y pieza fundamental del patrimonio material e inmaterial de la ciudad Belo Horizonte. Un proyecto que le ha valido la mención de honor de la II bienal de Arquitectura del Paisaje en México y en el que colabora un equipo multidisciplinar de más de 50 profesionales geólogos, biólogos, paisajistas, historiadores, documentalistas y expertos de otras áreas, entre ellos, Lila Carneiro, especialista en patrimonio cultural y doctora arquitecta por la universidad de Valladolid. «Nuestra propuesta fue aprobada por unanimidad durante un duro proceso. Ese ha sido, sin duda, uno de los mejores momentos de mi vida profesional», enfatiza.
Una de las claves del éxito de este proyecto radica en la protección y el respeto tanto del paisaje como de sus valores culturales y sociales para ordenar, proteger y gestionar el futuro del parque hasta el año 2050. Su propuesta pasa desde los límites de la actual construcción con 200.000 metros cuadrados, a los del diseño original del siglo XIX, con más de 750.000 metros cuadrados, integrando el concepto de infraestructura verde como un sistema de prestación de servicios a la sociedad.
El valor de la ciudad
«Promovemos la recuperación del verde mediante la restauración y reordenación de los distintos elementos del patrimonio cultural y fomentamos la integración social para que todos los segmentos de la sociedad lo aprovechen. La parte más novedosa de nuestro enfoque se basa en proteger el parque como elemento de valor de la ciudad», subraya este arquitecto paisajista. Ahora el proyecto está en proceso de aprobación a nivel estatal .
El siguiente paso será presentarlo a otros importantes concursos como el de Arquitectura y Urbanismo Sylvio Vasconcellos o el programa Iberoeka. «Curiosamente el paisaje es el lugar común en el que confluyen otras disciplinas como la biología, la historia, la geografía, la cartografía. Yo cada vez me siento más paisajista en el sentido de consensuar las visiones más ambientalistas y culturalistas del territorio, como soporte complejo de todas nuestras actividades», añade.
Actualmente está inmerso en el proyecto Brasil Hispánico, que tiene la finalidad de estrechar los vínculos entre España y Brasil y cuenta con el apoyo del Instituto Cervantes y de la embajada española en aquel país. «Uno de los actos que hemos preparado ha sido el reciente homenaje a un héroe en Brasil, el español Fadrique de Toledo Osorio y para ello contamos con la participación del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano. Ver a los marines españoles desfilando en territorio brasileño fue impresionante», apostilla.
En un futuro no descarta regresar a España, sin embargo reconoce que Brasil le ha abierto de par en par sus puertas. «Allí mis proyectos han sido muy bien recibidos y aunque echo de menos trabajar en España, soy consciente de que aquí la situación económica es complicada y el sector todavía necesita una gran recuperación. En Castilla y León, todavía hay que creerse que el desarrollo sostenible es posible». Y aunque el grueso de su trabajo esté en Brasil, en Valladolid tiene varios proyectos en marcha, uno de ellos, en colaboración con Fecosva y la empresa Geocyl para digitalizar el comercio de la ciudad.
Fue el director de la Asistencia Técnica responsable del Plan General Urbanístico vigente en Valladolid. «Conozco bien la ciudad, la he vivido y trabajado muy de cerca. Es una urbe interesante en términos de planificación y de zonas verdes. Bajo mi punto de vista, aquí no son necesarias grandes intervenciones, salvo la del ferrocarril. Hace falta llevar a cabo acupuntura del paisaje: actuaciones pequeñas pero que reviertan en la ciudadanía. Valladolid es una ciudad segura, ecológica y que está haciendo sus deberes en cuanto a la sostenibilidad», concluye este experto paisajista.
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