Borrar
Arturo Ferreduela posa en la mesa presidencial del salón de recepciones del Ayuntamiento de Valladolid

Un gitano muy municipal

Arturo Ferreduela, 'Luchi', el primer empleado público calé en el Ayuntamiento de Valladolid, se jubila tras 35 años de servicio a la ciudad como conductor

J. Asua

Jueves, 9 de junio 2016, 20:49

Viste un traje azul marino impecable, corbata roja con lunares blancos y un sombrero señorial, aunque, según matizan los más veteranos del Ayuntamiento, la elegancia de Arturo Ferreduela no es noticia. «Hasta cuando iba con el mono se ponía un pañuelo todo chulo en el bolsillo de la pechera», bromea Alberto, ordenanza de protocolo de la Casa Consistorial. El pasado 19 de mayo, durante la conmemoración de Santa Rita, este gitano de Huerta del Rey recibía de manos del alcalde, junto a otro medio centenar de compañeros, la placa de homenaje tras su jubilación, el reconocimiento a 35 años de trabajo como conductor en los servicios de Vías y Obras, Parques y Jardines y Mantenimiento. «Habré llevado más de cien vehículos: camiones, furgonetas, maquinaria...; ahora si tengo que conducir, lo hago, pero para viajes cortos. Si vamos de vacaciones, prefiero el autobús o el tren», confiesa este profesional del volante, que acaba de cambiar la dedicación ciudadana por la doméstica, como cabeza de una familia que mueve a unos 250 miembros, aunque la más cercana se componga de cinco hijos y doce nietos.

Arturo, 'Luchi' para los suyos, fue el primer empleado público calé en el Ayuntamiento y ahora sale de él como ejemplo de integración y de compromiso con Valladolid. En aquellos tiempos no era habitual que un gitano, amantes de la libertad que les daba el negocio de la venta ambulante, se sometiera al régimen del despertador, de las ocho horas sí o sí y, especialmente, de los jefes. Pocos tenían nómina, en gran medida por los déficit que arrastraba esta minoría desde tiempos inmemoriales. Entonces, alguna chanza tuvo que aguantar. El mercadillo daba dinero, pero él prefirió optar por el 'funcionariado'. Lo recuerda con humor. «Los míos iban por ahí, vendían y ganaban mucho dinero y yo me tenía que conformar con un sueldo. Nunca he tenido, pero nunca me ha faltado y ahora que las ventas no van tan bien algunos me dicen que qué maravilla que tengo mi paga», dice satisfecho por su decisión.

Desde los 14 años

Un anuncio en el que se requería un conductor para la campaña electoral de 1978 con el PSOE fue su primer contacto con los políticos, aunque él ya conocía lo que era trabajar por cuenta ajena. «Empecé a los 14 años. Por parte de mi familia materna, que vivían en Aranda, ya mis tíos trabajaban fijos y ellos me lo inculcaron», presume. Se inició en la empresa Hermegildo Mozo, que hacía piezas para la SAVA, emigró a Alemania un año y también llevó una furgoneta de Supermercados Toher, ya de vuelta en su Valladolid natal.

En 1980, el Consistorio sacó un paquete de plazas y él accedió a una. ¿Cómo le aceptaron sus compañeros? «Muy bien con todos, pero ya se sabe: siempre está el clásico que dice cosillas de los gitanos, aunque yo creo que sin mala intención», disculpa. Eso sí, subraya que a él le ha costado quizá algo más que al resto ganarse el respeto por los prejuicios que muchos tenían arraigados. Si en algún momento alguien mostraba rechazo, Arturo, acérrimo creyente y pastor evangélico, se aplicaba un texto de Biblia: «El avisado ve el mal y huye, mas el necio cae en su trampa». Y esta máxima ha marcado su trayectoria en una empresa, la pública, de mayoría absoluta paya en esos tiempos.

De sus 35 años como conductor solo le sale un reproche, que relata, sin embargo, con cariñosa nostalgia. «Había un compañero que blasfemaba mucho y eso no me gusta nada; por no reñir, le dije al capataz que me cambiara de camión y arreglado». Por lo demás, las relaciones han sido siempre «estupendas». «El trabajo me ha servido, gracias a Dios, no solo para tener una nómina y poder mantener a mi familia, sino que los años en el Consistorio han sido de mucha enseñanza y de mucha cultura, porque he estado en todos los sitios importantes de Valladolid». Ahora ejerce de cicerone cuando sus parientes de otras provincias le visitan. «Los gitanos de aquí somos unos representantes ciento por ciento de Valladolid y sin cobrar nada», bromea.

Tres alcaldes le han mandado y a los tres les tiene aprecio, aunque el último le haya tocado casi saliendo de la Casa. «A Bolaños ya le conocía, teníamos muy buena relación y ayudó mucho al pueblo gitano y Javier León es una persona muy buena y muy campechana», destaca Arturo, para quien la postura municipal con los suyos ha sido «un ejemplo». «Siempre han estado ahí», remacha este hombre de respeto, quien recuerda a las personas que han logrado dar pasos de gigante en la integración de su pueblo. Por la parte paya, el padre Mariano Cibrán y Marisa González. Por la gitana, desde el tío Miguelón o el tío José, cuando él era un niño, a «contemporáneos» como los difuntos Vicente Jiménez y Enrique Jiménez, Jani o Adolfo.

Relevo generacional

Ahora jubilado se dedica a leer y a atender, como patriarca, a una familia más que extensa. Y manda un mensaje para sus jóvenes: «Que estudien y se preparen, porque es compatible el ser gitano y cumplir con nuestra cultura y, al mismo tiempo, hacer que el entorno donde uno vive sea mejor», destaca. Defensor a ultranza de las tradiciones de su pueblo, comparte con los otros mayores algún desvelo. Las nuevas generaciones se están relajando en el mantenimiento de una cultura que no hay que perder. «Todos nos tenemos que ir adaptando a los tiempos, pero pasa como a las tribus del Amazonas, que les dan coca-colas y hamburguesas, dejan de cazar, les quitan las tierras y se apoltronan; en vez de ser personas sanas y llenas de energía, ahora son barrigudos», compara entre risas. Lo dice alguien que ha sido capaz de entrar con total éxito en un mundo que era exclusivamente payo, pero que ve amenazada por la globalización y la Red una cultura milenaria, cargada de buenos valores, como el amor a la familia o el respeto a los mayores.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Un gitano muy municipal

Un gitano muy municipal