El peligro viaja entre Cuéllar y Peñafiel

El inexorable paso del tiempo y una obra que cumple 10 años- no exenta de defectos y problemas en su ejecución, así como un mantenimiento que no ha ido más allá de aplicar parches de manual, hacen que el aspecto que presenta la carretera VA/SG-223 se corresponda a tiempos pretéritos. Hace dos años en esta vía de 29 kilómetros, que une la localidad vallisoletana de Peñafiel y la segoviana de Cuéllar, se aplicó un ligero retoque aplicando largos paños de asfalto en parte de uno de los carriles para compensar su hundimiento.

Esta situación no pasa desapercibida entre los vecinos de la comarca peñafielense, especialmente entre los usuarios de esta carretera autonómica. Los consultados hablan de que no encuentran «nada positivo» en ella, desgranando todos los aspectos negativos que encuentran: «Baches, hundimientos, agujeros, líneas de obra que aparecen de repente y se mezclan con las antiguas líneas indicativas, y, estas, con las actuales Una joya», sentencia una usuaria habitual. Coinciden los preguntados en señalar que la lluvia la hace muy peligrosa debido a que «se forman lagunas y es complicado controlar el coche incluso circulando a menor velocidad de la permitida». De igual forma, no faltan quienes, sin esforzarse, hacen memoria y explican que «es una pena lo de esta carretera, pero desde que se empezó a reformar». «Mal hecha, demasiados baches, roderas muy marcadas en ambos carriles donde se acumula muchísima lluvia». En definitiva, «una vergüenza desde el primer día que comenzaron las últimas obras», en 2005. Y así podríamos continuar con opiniones del tipo: «Está en un estado penoso», «lamentable», «fatal y horrorosa», «está mal, mal, mal» Ante esto, un mismo deseo: «Asfaltarla entera y arreglar los problemas que tiene», como la falta de aceras en la travesía de Fompedraza.

El alcalde de Campaspero, Julio César García, expresa la necesidad de que se arregle para mejorar la seguridad. La carretera atraviesa la localidad churra a lo largo de un kilómetro partiendo en dos el casco urbano, por lo que García considera que se deberían de «tomar por parte de la Junta las medidas para tener un tráfico seguro en el casco urbano y fuera de él». Explica que «soportamos un elevadísimo tráfico, especialmente de vehículos pesados. Si a esta densidad de tráfico añadimos el firme precario, hace que tengamos que poner los cinco sentidos al circular».

Echando pie a tierra se observa lo expuesto, además de grietas que se prolongan metros en línea recta o se expanden en red. También se aprecia la formación de surcos, de la anchura de un neumático. Las líneas viales, su falta o la aparición de las amarillas de obra o las blancas del anterior tablero, llaman la atención, pues se desdoblan o se bifurcan de las últimas pintadas y que canalizan el tráfico. Asimismo en los cruces las líneas y otras marcas y señales viales desaparecen bajo retales de brea o por desgaste.

El tramo que presenta peor conservación de unos 20 kilómetros- es el que parte de Peñafiel y, tras atravesar Aldeayuso, Molpeceres, Fompedraza y Campaspero, llega hasta el límite provincial de Segovia. Aunque también la parte segoviana ha empezado a deteriorarse con algunos hundimientos, añadidos al notorio parcheado a la entrada de Cuéllar donde en pocos metros hay tres cruces, uno doble y los otros dos de isleta central- para tomar, o salir, la Autovía de Pinares.

Las travesías con elementos tan importantes como los pasos de peatones- también presentan falta de conservación, como es el caso de la de Campaspero y la de Fompedraza, donde se multiplican los retales asfálticos.

La intensidad media diaria de esta vía es de 1.500 vehículos, como han indicado desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León la cual es la titular de esta vía-. De ellos apreciable a simple vista-, un número importante son camiones. Asimismo, la Consejería explica que no tiene prevista ninguna actuación en la SG/VA-223 en el 2016, solo trabajos de conservación ordinaria.