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Berta Fuentes, con su marido francés y sus tres hijos, en un parque de París.

Regresan a casa por Navidad

Decenas de jóvenes vallisoletanos, que emigraron por falta de trabajo, vuelven estas fechas con sus familias y la esperanza de que el 2015 cambie su situación

Jorge Moreno

Miércoles, 31 de diciembre 2014, 14:32

Berta Fuentes Cot (Valladolid, 1981) lleva sus últimos ocho años fuera de España. Su historia no es muy diferente a la de cientos de jóvenes vallisoletanos que ven cómo cada Nochebuena, y si tienen suerte también para el fin de año, logran reunirse en torno a una mesa con su familia.

Pero la de Berta no ha sido este 2014 una felicidad completa, puesto que el sábado 27 de diciembre tuvo que regresar a la farmacia de Versalles en la que está empleada.

Tras estudiar en el Liceo Francés de Laguna de Duero, y en el Instituto Núñez de Arce, esta joven se licenció en Farmacia por la Universidad de Navarra. «De allí marché a China tres años, y tras casarme, desde el 2009 residimos en París. Al menos dos veces al año regresamos a Valladolid porque se extraña mucho la tierra y a su gente. Una de ellas siempre en Navidad».

Para escuchar el primer discurso navideño del Rey Felipe VI, esta vallisoletana recorrió en coche con su marido y sus tres hijos más de 1.160 kilómetros. «Salimos el jueves 18 de diciembre a las ocho de la mañana y llegamos a las once y media de la noche a la casa de mis padres. Lo hicimos todo seguido. Antes cogíamos un avión directo, o teníamos como opción el tren de Renfe Francisco de Goya, que salía de París y paraba en Valladolid. Pero los dos los quitaron», se lamenta.

Para trabajar de farmaceútica en Francia, Berta tuvo que convalidar su título español. «Un simple papeleo», dice, le ha permitido tener una ocupación bien retribuida para la que se formó en España.

Y, ¿cómo ve una joven de 33 años la situación por la que atraviesa su país de origen? «Desde allí se dice que España va para arriba, poco a poco. A Francia todavía no han llegado los recortes, pero los franceses saben que las reformas se harán».

Según esta vallisoletana, volver en Navidad a España supone no solo visitar a la familia, sino también acaparar productos alimentarios para llevarlos a la Galia. «Compramos todo lo que podemos en Valladolid para ayudar al pequeño comercio», dice, justificando ese proteccionismo patrio en una Europa sin fronteras.

Como otros de los universitarios que han tenido que emigrar (varios compañeros están en Francia), y cuyas historias no cabrían en toda una edición especial, Berta «siente pena» por lo que sucede en España. «Regresaría mañana si pudiera, pero me he casado con un francés y para él sería muy complicado, aunque estaría dispuesto pese a que no hay buenas perspectivas», insiste.

Sobre su estancia en París, esta joven explica que antes se relacionaba más con los españoles que allí viven, muchos de su generación.

«Al principio les buscas y les encuentras, pero luego comienzas a integrarte en la sociedad francesa y el nuevo círculo, el de los padres del colegio, el del trabajo se amplía». Y volver, se hace un poco más difícil.

De los tres hermanos de Berta, el mayor tuvo que buscarse también la vida unos años en Cataluña, pero ha conseguido que su empresa le permita trabajar en Valladolid. «Mi hermana, la pequeña, está en Madrid, y regresa los fines de semana».

Con las campanadas del fin de año, la lotería del regreso puede que termine en 15. ¿Cree que el próximo año, con tres procesos electorales, nacionales, autonómicos y locales, podría cambiar algo?

«Eso es lo que esperamos siempre los jóvenes que nos fuimos, pero luego comprobamos que no todo cambia. Habría que empezar por el sistema político y eso es muy difícil», dice Berta, que no duda en expresar desde la distancia que «siento vergüenza cuando leo en Francia todos los casos de corrupción que se han conocido estos años».

«Mis amigos franceses me dicen que cuando van a España tienen la impresión que van a un país mucho más pobre que el suyo. Luego, al escuchar los casos de corrupción, piensan que es como si nosotros, los españoles, nos escadalizásemos al viajar a Sudamérica. En Francia, no existen estos niveles de escándalos que se han conocido en España», explica la farmacéutica.

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