Dos mujeres magrebíes abren el primer obrador de dulces árabes ecológicos

Los pasteles de dátiles, cigarritos de almendra y 'blakawas' surgidos de las manos de Munia y Sanai pueden adquirirse desde hoy en Valladolid y, si todo va bien, traspasarán las fronteras de la provincia y de la comunidad autónoma en los próximos meses. Ese es, por lo menos, el objetivo de Red Íncola: que las microempresas para inmigrantes nacidas bajo su protección vuelen solas o, lo que es lo mismo, generen un empleo estable y sostenible.

Ilusión, empeño y dedicación no les faltan a estas dos jóvenes marroquíes que acaban de aterrizar en la treintena, tienen hijos a su cargo y llevan cuatro años tratando de encontrar su sitio en Valladolid. También parece asegurada la exquisitez del producto -las primeras catas han resultado todo un éxito de crítica y público- y, sobre todo, la calidad de los ingredientes que se emplean en la elaboración de los dulces. De hecho, aunque hay pastas y pasteles árabes en otros lugares de España, el obrador Azofaifas es el único ecológico del panorama nacional. Todo, desde el azúcar a la miel, pasando por los frutos secos, la canela o el agua de azahar, son productos biosaludables.

Del despegue del negocio se ocupa todavía y lo hará durante algún tiempo Red Íncola -entidad que agrupa a nueve congregaciones religiosas y el Teléfono de la Esperanza para coordinar recursos y esfuerzos en la atención al inmigrante- y, por el momento, la sede del obrador está en las dependencias jesuitas del Camino Viejo de Simancas, en la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola (INEA). «Lo hacen muy bien y nuestra intención es distribuir los dulces en comercios especializados y gourmet de la provincia y de la comunidad, aunque en este momento solo están en la tienda de Ruiz Hernández 'Come Sano Come Justo'», explica el presidente de la Fundación Red Íncola, Félix Revilla. Lo dice con la boca pequeña y una sana ambición en la mirada, porque ya hay una red de supermercados ecológicos catalanes a los que ha 'echado el ojo'.

Entresijos de la repostería

Las dos emprendedoras conocían los entresijos de la repostería árabe y una de ellas ya era pastelera en su país de origen; aún así, las jóvenes se afanan en seguir al pie de la letra las recetas originales..., aunque con alguna que otra ayuda extraordinaria. «Yo suelo llamar a mi madre y a mi hermana cuando tengo dudas», reconoce Munia, de 33 primaveras y dos niños de 3 años y 18 meses. Empezará trabajando tan solo unos días al mes y, mientras el negocio despega, compatibilizará la repostería con el servicio doméstico. No importa: para ella y para su compañera en la aventura empresarial, esta nueva andadura es un camino hacia la esperanza. Sus maridos están en paro y ya no quieren dejar atrás el país que ha visto nacer a sus hijos.

Sanai y Munia exhiben desde hace semanas el carné de manipuladoras de alimentos y saben que su obrador ha superado ya los controles de sanidad y obtenido todos los permisos pero, sobre todo, caminan con la confianza y la seguridad de quien lo hace acompañado. De hecho, en estos primeros meses estarán supervisadas por técnicos de la Red Íncola y por voluntarias como Carmen Allúe.

El obrador es el primer negocio de la red de empresas de inserción social que Red Íncola, a través de la fundación del mismo nombre, pretende poner en marcha para ofrecer posibilidades laborales a los inmigrantes, habida cuenta de las dificultades añadidas que la actual coyuntura económica aporta a la ya precaria situación del colectivo.

En el horizonte más inmediato, probablemente en el mes de febrero, hay un proyecto para abrir un cáterin biosaludable de comercio justo; a medio plazo, una empresa de mensajería y, en el futuro, un centro especial de empleo.

Todo ello sin ayudas institucionales y gracias a la ayuda de los simpatizantes de esta fundación -que acaba de dar por inaugurada la campaña para la captación de nuevos socios- y a la activa participación de una implicada red de colaboradores.