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VALLADOLID

Los ladrillos pucelanos

La empresa de Silió pudo dar lugar al apelativo con el que se conoce a los vallisoletanos

POR VÍCTOR M. VELA

Domingo, 23 de octubre 2011, 03:10

Atención porque hoy toca hablar de Eloy Silió, uno de los nombres fundamentales del Valladolid de finales del siglo XIX. Un industrial cántabro que hizo fortuna en Valladolid, encumbró su nombre al de la burguesía de la ciudad, se convirtió en uno de los habituales de la crónica social vallisoletana... e incluso hay teorías (defendidas por el etnógrafo Joaquín Díaz y refrendadas por la directora del Archivo Municipal, Ana Feijóo) que apuntan a que podría ser el responsable de que a los vallisoletanos se nos llame pucelanos. Este es, en fin, Eloy Silió.

En 1884 abrió en Valladolid una de las empresas más exitosas de finales del siglo XIX, La Tejera Mecánica, una industria productora de tejas y ladrillos (en el paseo de San Vicente) que muy pronto se abrió un importante hueco en el mercado. «La primera de Castilla la Vieja», rezaba la publicidad de finales del siglo XIX, que utilizaba además el prestigio de su fundador, Eloy Silió, como garantía de ventas (su nombre aparecía en los anuncios más grande que el de la empresa). Silió tuvo buena vista comercial no solo para idear buenos productos, sino también para venderlos. Así, uno de los primeros reclamos que publicó en el periódico anunciaba una revolución, la teja plana especial que «a ruego de muchos interesados se ha construido para cubrir palomares cúpulas y toda clase de construcciones abovedadas». ¿La ventaja? Que esta nueva teja impedía que se «deposite y aglomere» la palomina.

En el año 1904, la compañía acuerda su conversión en sociedad anónima y además, comienzan a levantar una nueva factoría, La Cerámica, que ocuparía los terrenos que iba dejando libres el desvío del ramal sur del Esgueva, en Vadillos. Esa construcción, rematada en 1908, con su famosa chimenea, es hoy un edificio emblemático de la ciudad (con protección arquitectónica) que en 1993 perdió su uso industrial. Además, su construcción (como no podía ser de otra manera, en ladrillo) sirvió para que a su alrededor naciera un nuevo barrio, Vadillos. De los hornos de esta fábrica salieron, por ejemplo, las cerámicas y tejas que decoran la Casa Luelmo (en Parque Alameda). Silió falleció, «víctima de una implacable dolencia» -según contaba El Norte- a las doce del mediodía del 17 de enero de 1914 y la necrología del periódico lo definía como un vecino «muy conocido y estimado por sus dotes personales y por ser jefe de una numerosa familia en la que se cuentan personalidades distinguidas de Valladolid».

¿Y qué tiene que ver Silió y La Cerámica con los pucelanos? El etnógrafo Joaquín Díaz propone que este apelativo podría proceder de los cementos de Pozzuoli (Italia). Silió consiguió la distribución en exclusiva para España de este tipo de cemento que se vendía en sacos de papel grueso y se anunciaba como 'cemento puzolánico' o 'puzolano'. Así, se llegaría a conocer como pucelanos a los vallisoletanos que se encargaban del reparto y de entregar los portes de cemento.

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