La torre mirador

Si vas a Lomas, el primero que sale a recibirte es su singular y alineado barrio de bodegas tipo cueva casi excavadas en las eras. En ellas se criaba -antes más que ahora- malos y peores vinos, pero sus casetas siempre fueron un buen lugar donde protegerse de los calores del verano en la agostera, pasar un buen rato con los amigos, comer algo y beber más, pues ya se sabe que el vino, aunque no sea muy bueno, está catalogado como alimento.

Como no me encuentro abierto ninguno de estos hipogeos báquicos, me voy a dar una vuelta por Lomas y casi sin darme cuenta, me presento en el altozano que domina y da nombre al pueblo, y donde se instala la iglesia de San Cristóbal, que por muchos años estuvo en ruinas, aunque hoy se nos mostrará perfectamente recuperada, conservando parte de su cabecera original gótica que se cubre con bóvedas de crucería. Si pudiésemos visitar el templo por dentro, veremos que allí se aloja un buen Cristo crucificado, un grupo de Santa Ana y la Virgen, y la imagen de San Cristóbal que es el patrón del pueblo.

Además, -según me cuentan- parece ser que este santo ha sido el responsable de que Félix Romero, un vecino del pueblo residente en Cataluña, cumpla con una promesa que en su día le hizo. Y por allí se han metido en obras para terminar una torre mirador, que pretende ser un buen reclamo para el pueblo, pues llegará a tener 16 metros de altura, por lo que desde ella se podrá disfrutar de una buena panorámica sobre esta parte de la Tierra de Campos.