
ANA SANTIAGO
Jueves, 3 de marzo 2011, 02:56
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El consumo continuado de tabaco envejece de tal manera los pulmones que un fumador de 30 años puede sumar 20 y más años a su órgano respiratorio. Traducir una espirometría (una prueba para medir la función respiratoria) en forma de 'edad pulmonar' obtiene un impactante efecto psicológico sobre el adicto al tabaco y anima, igual que las imágenes de pulmones sanos comparados con los de un fumador, a enfrentarse al hábito y decidir su abandono. Así lo demuestran varios estudios recientes y así lo constató ayer el Río Hortega durante toda la mañana con las más de cuatrocientas personas que, incluso guardando cola, se interesaron por el estado de sus pulmones y las terapias para abandonar el cigarrillo.
El Río Hortega se sumaba así ayer a otros 39 hospitales españoles -entre ellos, el de Zamora y Nuestra Señora de Sonsoles de Ávila- en una jornada abierta que, guiada por personal del Servicio de Prevención de Riesgos y Salud Laboral del hospital y, en particular, por su Unidad de Tabaquismo, así como por neumólogos del complejo de Delicias, ha amparado esta iniciativa, con la colaboración de la compañía biomédica Pfizer. Este tipo de proyectos se han podido ver en autocares informativos que recorren el país con campañas similares, fundamentalmente dirigidas a escolares; pero es la primera vez que, de forma simultánea, 'invaden' en busca de concienciación los hospitales españoles.
Pese a que la jornada no estaba anunciada y, por lo tanto, solo acudieron a las pruebas personal del propio Río Hortega y usuarios del hospital, la demanda superó todas las expectativas y el personal sanitario, que pensaba que tendría que salir a la calle a captar fumadores, se encontró con la agradable sorpresa de que sin moverse del vestíbulo, los interesados formaban cola y se sucedían sin descanso en busca de una evaluación del estado de sus pulmones y con gran interés por las formas y posibilidades para dejar este hábito.
La doctora Paloma Burgos, médico del servicio de Prevención y experta en tabaquismo, explica que se realizaron dos pruebas, «una para medir el monóxido en aire aspirado y una espirometría» además de orientar al fumador para que «acuda a su médico de familia en busca de terapias», las hay psicológicas y farmacológicas, para dejar de fumar.
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La mesa informativa también facilitaba a los interesados, además de un bolígrafo, un folleto y una chapa 'antitabaco', un disco de papel que permite calcular el dinero que un fumador puede ahorrarse si abandona el cigarrillo.
Persuadidos, desde luego, salieron unos cuantos. Francisca Pastor aseguraba que «nunca había estado tan convencida de dejar de fumar». «Tengo 54 años y me han dicho que mi edad pulmonar es de 94, esto impresiona y ha sido hacer las pruebas y notar una repulsión hacia el tabaco». Además, Francisca, que lleva fumando desde los 14 años, fue abuela ayer mismo, por eso estaba en el hospital. «Es mi primera nieta y mi hija me ha dicho que no podré cogerla en brazos porque no le gustará mi olor a tabaco». «Noto que no voy a fumar más».
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