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ALFREDO J. GÓMEZ
Viernes, 3 de diciembre 2010, 02:03
Amor, dolor, traición, sufrimiento. Diego El Cigala ha logrado conjugar dos almas gemelas como el flamenco y el tango con la mayor de las emociones, las que salen desde dentro del corazón. El cantaor madrileño se ha decantado por los tangos que más le han impresionado, incluso que más daño le han hecho, que más le han herido. Y su rajo flamenco eleva la emoción de los sentimientos, esa intensidad expresiva que alcanzan en su ejecución ciertos cantaores y que produce en el ánimo de quien escucha una conmoción profunda, que duele como una rasgadura agridulce.
Al fin y al cabo, como saben los flamencos españoles y los tangueros bonaerenses, el flamenco y el tango acaban tratando de lo mismo, de las tragedias nocturnas, de los hechizos soñados, de las penas que nunca acaban, del dolor por el abandono de la persona más querida. Por eso se canta en las barras de bares vacíos y solitarios.
Tras dos temas de sus músicos, apareció inmaculado Diego El Cigala con un elegante traje gris a rayas. Entró directo en el corazón del tango con 'Garganta con arena' de Cacho Castaño, el tema con el que hizo vibrar al público de Buenos Aires y con el que rompió el hielo, y nunca mejor dicho por el frío que hacía en el Teatro Calderón. «Canta, la gente está aplaudiendo, aunque te estés muriendo no conocen tu dolor», dice la letra de este mítico tango.
El cantaor madrileño hizo su particular homenaje a Gardel con clásicos a los que ha aportado su característico acento flamenco, como 'El día que me quieras', 'Sus ojos se cerraron' o 'Tomo y obligo' , aunque quizás fue en 'Nostalgias', de Enrique Cadícamo, donde mayor fuerza expresiva cobra su voz y mejor se acopla al toque de guitarra de Diego del Morao y a las percusiones de Sabu Porrina.
En 'Youkali', un tema de Kurt Weill con citas del Libertango de Ástor Piazzolla, se fue calentando el ambiente al entrar más en juego los músicos caribeños Yelsi Heredia y 'Jumitus', que desde el disco 'Dos Lágrimas' se han convertido en sus compañeros inseparables. Y también le acompañaron en 'Alfonsina y el mar' y 'En esta tarde gris' con la que Diego El Cigala cerraba la parte tanguera del concierto -prácticamente el disco entero- del que solo se echó en falta el legendario tema de Atahualpa Yupanqui 'Los hermanos'.
A partir de ahí, tal y como estaba previsto, hizo un repaso, mucho más breve de lo anunciado eso sí, por los discos que él mismo denomina 'Lagrimas' (Lágrimas Negras y Dos Lágrimas) con el mítico 'Corazón loco' con el que parece moverse como pez en el agua y otros dos temas del disco 'Picasso en mis ojos'.
Casi dos horas más tarde, diez tangos, tres boleros con toque de bulerías y otros tres cubatas en el cuerpo, El Cigala y sus músicos daban por finalizada la parte oficial del concierto para añadir los bises, flamenco con Morao y Porrina y el clásico 'Dos gardenias' con una exhibición de solos de todo el grupo.
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