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Los miembros de la asociación Sáhara Thawra, Silvia García y Javier Sopeña, son recibidos por familiares en el aeropuerto de Gran Canaria. :: EFE
MUNDO

«El Aaiún vive un estado de sitio»

Los dos activistas y el reportero de RNE expulsados del Sáhara por Marruecos regresaron ayer a España

PAULA ROSAS

Lunes, 15 de noviembre 2010, 02:16

Dos de los activistas españoles que se encontraban escondidos en El Aaiún tras el desmantelamiento del campamento de protesta de Gdaim Izik consiguieron volar ayer a Las Palmas de Gran Canaria junto a un corresponsal francés de Radio Exterior de España. Guillaume Bontoux, que fue retenido por la policía durante horas y expulsado por las autoridades marroquíes en la tarde de ayer, denunció a su llegada a la isla que El Aaiún es una ciudad «en estado de sitio», y constató el miedo de la población saharaui a hablar sobre lo sucedido.

A pesar del bloqueo informativo al que Marruecos somete al Sáhara Occidental, siguen llegando testimonios desde la ex colonia española sobre redadas y detenciones, principalmente de hombres jóvenes saharauis. «La Policía sigue entrando en las casas a arrestar a personas. Si no los encuentran, muchas veces destrozan la vivienda», aseguró ayer a este diario la vicepresidenta de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de Derechos Humanos, Ghalia Djimi. «Sigue habiendo muchísimos heridos en sus casas, que no van al hospital por miedo a ser detenidos o algo peor», relató la activista.

Javier Sopeña, de 25 años, y Silvia García, de 24, ambos miembros de la asociación Sáhara Thawra, habían sido citados por Marruecos el sábado para «ayudarles» a salir del territorio. El mismo llamamiento se había realizado para la española Isabel Terraza y el mexicano Antonio Velázquez, de la ONG Resistencia Saharaui, que ayer continuaban aún en El Aaiún. Todos ellos han permanecido escondidos en lugares indeterminados desde que se produjo el asalto al campamento. Sopeña y García no pudieron salir hasta ayer, cuando, gracias a las gestiones del consulado español, se pudo garantizar su seguridad. Ambos se reunieron con el Depositario de Bienes de España en el Sáhara Occidental, Mariano Collado, y aguardaron en la Casa de España en El Aaiún mientras éste les gestionaba un salvoconducto, ya que los activistas habían perdido su documentación el día que el asentamiento de Gdaim Izik fue desmantelado.

Bontoux, que consiguió llegar a El Aaiún en autobús el sábado, fue interceptado a la salida del hotel en el que se alojaba por la policía, que lo interrogó durante varias horas en el mismo establecimiento. «A las doce de la noche desembarcaron en mi habitación del hotel para cogerme el pasaporte, el móvil y llevarme al aeropuerto», explicó el reportero. Desde ese momento, Bontoux estuvo incomunicado, primero en un cuarto del aeropuerto y luego en la sala de embarque, hasta que recibió la orden de expulsión.

Una salida segura

El periodista constató ayer lo mismo que señalan muchas fuentes saharauis consultadas por teléfono. Según el francés, en El Aaiún no hay, actualmente, «libertad de movimiento», ya que la ciudad permanece sitiada por las fuerzas de seguridad marroquíes, que hacen imposible corroborar la información o saber qué está sucediendo.

Isabel Terraza y Antonio Velázquez continúan, por ahora, escondidos y a la espera de que «se gestione una salida segura», dijo ayer el mexicano a este diario. Ninguno de los dos está dispuesto a salir «hasta que nos garanticen nuestra seguridad», algo que, hasta la fecha no ha sucedido. El Ministerio de Exteriores señaló en un comunicado que sigue trabajando para conseguir que Terraza regrese a España. También aseguró Exteriores que han estado en contacto con ellos durante las últimas tres semanas, extremo que los activistas niegan, si bien Terraza habló el sábado con la ministra Trinidad Jiménez.

Marruecos sigue sin permitir a la prensa internacional viajar a El Aaiún para informar sobre la crisis desatada en el Sáhara. Debido a esta situación, cada vez resulta más complicado conocer qué es lo que sucede en ese territorio, donde Rabat asegura que «todo ha vuelto a la normalidad», mientras que muchas fuentes saharauis denuncian que todos los días se producen «arrestos, torturas y todo tipo de violaciones de derechos humanos».

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