Rollitos de primavera

Ha pasado mucho tiempo desde que nos fascinaran los primeros rollitos de primavera, las sopas de fideo de arroz y aquel inigualable arroz tres delicias. Fue el toque oriental que se mezcló con una cocina tradicional que no había iniciado el cambio. Fue hace tres décadas. Rosa y Alonso -es decir, Chu-Lan Kiang y Chen Chin-Su- llegaron a Valladolid en los primeros meses de 1980. En la céntrica calle de San Felipe Neri abrieron su restaurante, el primer 'chino' de Valladolid: el Formosa.

Desde entonces, mantienen, con ligeros cambios, los mismos platos de los años 80, incluida aquella sopa de Manchuria agripicante, que fue la especialidad que se trajeron de Taiwán. «Es nuestra especialidad y gusta mucho; lleva pechuga de pollo, tofu, sitake, jamón de york, verduras... y, entonces, no se conocían ni las setas ni el tofu», dice Rosa.

Lo cierto es que, después de tanto tiempo, siguen defendiendo aquella cocina que trajeron a Castilla y León, porque ambos eran profesionales de hostelería en su tierra y el último restaurante en el que trabajaron fue en la ciudad de Kan Hsion, en el restaurante Ho te fú. Esto nos da una idea de la fidelidad a un tipo de cocina china con bastantes garantías.

Rosa es simpática, directa y amable. Habla un castellano claro, aunque con ese acento que tanto nos gusta. Sus hijos y nietos ya son españoles. Por el restaurante Formosa sigue acudiendo una clientela de hasta tres generaciones. Esa fidelidad demuestra que la cocina de este 'chino' se ha mantenido fiel a las materias primas, a las recetas y que llega a la mesa en su punto, con limpieza y logrando que no todo sepa igual. El punto del arroz, la fritura del rollito y todos los guisos tienen un toque diferente. Rosa asegura que siempre -incluso hace 20 años- se podían comprar todas las materias primas en España; ahora, en Valladolid, sin ningún problema.

Dentro de la cocina familiar, este pequeño restaurante destaca por mantenerse fiel a su estilo de cocina, que sigue encontrando en muchos comensales los sabores de aquellos primeros 'chinos'. Siempre ha permanecido en esa franja de precio y menú barato que hoy encuentra un buen nicho de mercado. Pero, lo mejor de este establecimiento, es que ya forma parte de la cocina vallisoletana y es toda una referencia entre los más de un centenar de 'chinos' que trabajan en nuestro entorno, con mayor o menor criterio.