Una oreja para Iván Ponce en la novillada

Novillada torista con ejemplares utreros de Hernández Pla- San Martín muy desiguales de presentación, algunos de ellos encastados, y que pudieron servir para haber obtenido mayor balance artístico. La terna, con poco oficio, se vio desbordada en muchas ocasiones por los novillos. En las gradas se exhibió una pancarta con el mensaje '¿Cañas porque nos engañas?', en alusión al empresario taurino.

Pascual Javier saludó bien con el capote a su primer adversario, hasta que fue prendido sin consecuencias. Llevó bien al bravo hasta el caballo recibiendo éste un aceptable puyazo. Brindo al público e inicio faena con muletazos de tanteo muy toreros. Con la mano derecha, ejecutó bellas tandas.

La mejor fue la segunda, el novillo repetía con nobleza y transmisión, lo que provocó palmas en los tendidos. Al natural no se acopló en el breve intento que hizo de torear por el pitón izquierdo. Dos molinetes y pase de pecho buenos con los que finalizó, para proceder a dejar un bajonazo que hizo guardia. En su segundo intento con la espada mató de estocada entera, que le valió para dar la vuelta al ruedo. Con su segundo ejemplar, apenas ejecutó nada destacable.

Iván Ponce saludó a su primer ejemplar sin mucho lucimiento. El novillo recibió un fuerte puyazo sin haber sido colocado el caballo, volvió una vez más al equino siendo castigado en exceso. Brindo al público la muerte de un novillo que en ningún momento humilló, siempre con la cara arriba. Mató de estocada entera que le valió para conseguir una oreja generosa. En la segunda faena estuvo carente de técnica y fue desarmado en multitud de ocasiones.

El primero de Miguel Hernández 'Miguelin' fue un ejemplar complicado que se quedaba corto, aunque el novillero consiguió encauzar las embestidas en una faena digna y de mucho aguante por los dos pitones, pero que apenas tuvo transmisión en los tendidos. Mató de estocada entera, consiguiendo palmas. Su segundo adversario recibió hasta tres puyazos, y en uno de ellos derribó al picador que guardaba puerta. Lidia desastrosa por parte de los subalternos, que provocó algunos pitos en el tendido.