
BENITO URRABURU
Miércoles, 1 de septiembre 2010, 02:58
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«No tengo ganas de morir, pero no tengo miedo. No soy especialmente valiente, ni tampoco miedoso, ni tampoco en absoluto religioso. He sido joven y despreocupado y ha sido maravilloso. Por eso no tengo miedo a morir. Si esto se acaba enseguida no lo lamentaría en exceso. Ha sido una buena vida». Esas fueron las palabras de Laurent Fignon cuando conoció que tenía cáncer de páncreas.
Una de las imágenes que más perduró en el tiempo referente a su figura fue el escupitajo que le lanzó a una cámara de Televisión Española que intentó entrevistarle después de perder el Tour de Francia de 1989 por ocho segundos de diferencia con Greg Lemond. Es una más de las anécdotas que han jalonado la vida de Laurent Fignon , que ayer fallecía en París víctima del cáncer que le detectaron en 2009, a los 50 años de edad.
A mediados del año 2009, en una emisión de radio de Europa 1, explicó: «Mi cáncer es un cáncer avanzado. No sé el tiempo que me queda por vivir. Tampoco sé lo que va a pasar. Soy optimista. Me voy a batir para intentar ganar este combate». Cuando explicó que tenía cáncer, dijo: «Es imposible decir si el dopaje ha podido afectarme o no. Los médicos dicen que no. En mi época todo el mundo hacía lo mismo, como hoy en día todo el mundo hace lo mismo».
Esas declaraciones le granjearon la inquina de buena parte del pelotón mundial. Tampoco fue un ciclista querido en su época en activo. Arrogante, muy directo al hablar, Laurent Fignon fue un producto como corredor de la factoría de Cyrile Guimard, el hombre que masacró el ciclismo mundial a comienzos de los años 80 con el equipo Renault.
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Fignon parecía destinado a conseguir más triunfos en el Tour, pero una lesión de rodilla trastocó sus planes. La parte final de su vida quedó marcada por la publicación de un libro, «Nous etions jeunes y jnsouciants» («Éramos jóvenes e inconscientes»). En dicha publicación, entre otras perlas, Fignon dice: «En la Vuelta a España consumíamos cocaína que les comprábamos a los corredores colombianos. La traían a Europa en los tubos de las bicicletas». También afirma que él usaba corticoides y cortisona, pero que no probó la EPO. Según sus propias palabras se la ofrecieron cuando corría en el equipo Gatorade.
Cuenta que en la Vuelta a España de 1986 no fue podio final porque estaba harto de España... Lo que no dijo es que en aquella carrera, él y Alain Bondue perdieron mucho tiempo por las noches con dos azafatas, algo impensable en el Tour. Dejó más que claro en su libro que todos los corredores de los años 80 y 90 recurrieron al dopaje para andar en bicicleta.
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Fignon corrió como profesional entre 1982 y 1993. Cuando llegó a la máxima categoría del ciclismo sumaba ya cincuenta triunfos como aficionado. Ha sido uno de los contados casos en la historia que ganó el Tour de Francia la misma temporada que debutó en la carrera, con 22 años. Ha sido el ciclista más joven en ganar el Tour desde 1933. En el Tour de 1984 consiguió cinco victorias de etapas y la general final. La lesión de rodilla le marcó el resto de su carrera. En 1985 no corrió el Tour por dicha lesión. No finalizó las ediciones de 1986 y 1988.
En 1989 aparecerían Greg Lemond y sus fatídicos ocho segundos. También consiguió ganar una Milán-San Remo y el Giro de Italia de 1989. La sombra del dopaje cayó sobre él. Dio positivo con anfetaminas en 1987, después del G. P. Walloniam, y en 1989. Descanse en paz.
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