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Elena Anaya posa junto a su padre y los demás miembros del Rotary Club de Palencia, ayer, antes de la entrega del premio. :: M. DE LA FUENTE
PALENCIA

Profeta en su propia tierra

Elena Anaya recibe el premio Paul Harris de los rotarios por su carrera en el cine

ALICIA PÉREZ

Martes, 1 de junio 2010, 02:30

Con un toque de feminidad y exquisitez propio de las damas de antes, pero a la vez de sencillez y cercanía, la actriz palentina Elena Anaya recogió ayer el premio Paul Harris, la distinción del Rotary Club de Palencia a su trayectoria «fulgurante» en el mundo del cine, en un acto que se celebró en el Salón Azul del Hotel Castilla Vieja, que a su vez es sede del club.

La actriz se mostró emocionada por el homenaje de los rotarios, a quienes agradeció su generosidad con el mundo y la labor tan bonita que desempeñan. «En mi barrio hay una furgoneta que reparte comida, y gracias a vosotros las personas que no pueden comprarla se llevan comida a casa. Ojalá esto siga, porque sois gente buena, con mucho para dar, y la amistad es lo que os une», señaló la protagonista de 'Habitación de Roma', su última película.

Con el pelo recogido y unos zapatos de tacón infernal, la actriz palentina posó junto a los 27 miembros del club, entre los que se encontraba su padre, Juan José Anaya, uno de los miembros fundadores del Rotary Club de Palencia. Un detalle que nada ha tenido que ver con la concesión del premio, ya que muchos rotarios tienen hijos y a ninguno se le ha entregado, según explicó ayer el presidente del club, Cándido Arija. «Pero es que ninguno es hijo de Juanjo», recalcó ágilmente la artista, para quien el espíritu bondadoso y generoso de su padre es muestra de lo que representa la entidad.

Tampoco faltaron palabras de agradecimiento para su ciudad, donde dice sentirse en casa, y a la que agradeció ser reconocida como la actriz palentina. «Estoy muy emocionada porque estoy en casa y todos vosotros habéis hecho que sea quien soy y esté donde estoy, aunque pienso llegar muy lejos», señalaba Anaya en el discurso de agradecimiento que ofreció después de recibir el diploma del Club Rotary Internacional que le acredita como socia y una insignia con el rostro del fundador, Paul Harrys, que lució en la solapa del vestido.

Los rotarios decidieron otorgarle el premio por unanimidad en una reunión ordinaria celebrada el 26 de abril. Otro de los motivos para su concesión fue su colaboración con la campaña 'Pongamos fin a la polio'.

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