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La familia real eligió un entorno marinero para su primera aparición pública en Palma de Mallorca. AFP

Soltando amarras

La prolongada visita de doña Letizia ayer al Náutico de Palma marca el 'deshielo' en las relaciones de la Reina con el mundo de la vela

ARANTZA FURUNDARENA

Jueves, 1 de agosto 2019, 22:10

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El vaticinio de que este será el verano del definitivo flechazo entre doña Letizia y Mallorca podría haber empezado a cumplirse ayer. Todo –la prolongada duración de su recorrido por el Club Náutico de Palma, su actitud relajada y entusiasta, la 'visita guiada' que les ofreció a sus hijas, deteniéndose sin prisa en cada detalle, e incluso su charla informal con un grupo de periodistas– parece estar indicando su voluntad de mostrar un acercamiento al mundo de la vela. Si antes se contaba por años el tiempo que la monarca llevaba sin pisar el Náutico, este jueves se contabilizaban los minutos que permaneció en él. Y el resultado fue que había estado hora y cuarto. Un récord sin precedentes.

En su primer posado veraniego, los Reyes y sus hijas llegaron al RCNP (Real Club Náutico de Palma) a las diez de la mañana. Saludaron a Javier Sanz, presidente del Club; al almirante Jaime Rodríguez Toubes; a Ricardo Garzó, director territorial de Mapfre, y a Pilar García de la Puebla, directora de comunicación de BMW, dos de las principales marcas que patrocinan la regata. Este jueves era la cuarta jornada de competición y don Felipe por fin pudo ponerse a la caña del 'Aifos'. Le preguntaron si tenía ganas de navegar, pero no oyó la pregunta. Así que doña Letizia, en un guiño a su antiguo papel de periodista, se la repitió: «¿Tienes ganas de navegar». «Ah, sí. Muchas», respondió el jefe del Estado con una sonrisa.

El Rey, con sus hijas. AFP

Terminado el posado, el Rey quiso mostrar a su mujer y a sus hijas el 'Aifos 500'. Más bronceada que otros años, la Reina, con un vestido blanco de algodón calado de Adolfo Domínguez (parecido al que lució el verano pasado para la foto familiar), subió con soltura al velero a pesar de sus altas alpargatas de cuña. Leonor y Sofía, con amplias blusas, shorts y sandalias (albarcas menorquinas en el caso de Leonor), lo observaban todo con curiosidad mientras los periodistas calculaban a ojo si serán tres o cinco los centímetros de estatura que Sofía le saca a su hermana mayor.

Una de kiwis

Por la experiencia de otros años, muchos hubieran apostado a que la visita de la Reina y sus hijas iba a finalizar en cuanto descendieran del velero... Pero habrían perdido. Porque, una vez se despidió de don Felipe con un beso en la mejilla, doña Letizia decidió darse un largo paseo con las niñas por el recinto del Náutico, sin acompañantes ni asesores. Solas las tres, por libre, navegando sin brújula por el complejo universo de la vela, soltando amarras... Muy cariñosa y cómplice con sus hijas, la Reina les iba señalando las distintas dependencias, los pantalanes... Conversó con los tripulantes de un barco de discapacitados y se detuvo a charlar con Natalia Via Dufresne, que regatea en la clase PuroBeach, categoría en la que solo participan mujeres. Dufresne les formuló a la Princesa de Asturias y a su hermana la pregunta del millón. Si ya están aprendiendo a navegar. Y de su respuesta («Sí, pero no aquí») se dedujo que, probablemente, han entrado en contacto con la vela en el campamento estadounidense donde acaban de pasar el mes de julio.

Pero la anécdota más jugosa de la jornada llegó cuando la Reina y sus hijas se detuvieron frente al estand de una famosa marca de kiwis de Nueva Zelanda que patrocina los desayunos de los regatistas y que, en los seis días que durará la 38 Copa del Rey Mapfre, distribuirá más de 15.000 kiwis verdes y amarillos. Doña Letizia dijo consumir ambas variedades y se interesó especialmente por los jovencísimos 'fruteros'. «Ha estado muy simpática y cercana –contaba después uno de ellos–. Nos ha preguntado si estudiamos, le hemos dicho que todos estamos haciendo una carrera. Entonces ella se ha girado hacia sus hijas y les ha dicho: '¿Veis?, a partir de los 18 años muchos estudiantes trabajan en vacaciones'... Parecía que quería inculcárselo, poniéndonos como ejemplo».

Terminada la visita, las tres volvieron a posar para los fotógrafos y se marcharon a pie por la calle que da acceso al club. El Náutico recobró entonces su pulso con la sensación de haber levado un ancla: el alivio de recibir el 'visto bueno' de la Reina. 

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